Los chats que la joven venezolana violada en su primer día de trabajo le envió a su mamá y a su hermana para pedirles ayuda.
“Me quiero ir. Estoy muy asustada”, el mensaje se lo envió la joven venezolana de 18 años a su mamá, el día que fue a una entrevista laboral en Once y empezó a trabajar en un local de uniformes para el personal de la salud.
Clarín accedió a los chats que la víctima le envió a su madre, Thays Campos, y a su hermana Linda para alertarlas de lo que estaba pasando en el negocio de Paso 693 y pedirles ayuda.
“Todo bien?”, le preguntó Thays a su hija a las 13.52 del sábado. La joven le respondió con emojis de llanto y a continuación le dijo que se quería ir y que estaba muy asustada.
“Vente. Qué pasó? Hablame. Y eso está abierto?”, preguntó la mamá en una serie de mensajes. La mujer, por precaución, había acompañado a la joven hasta la zona del negocio porque un día antes, Garzón la había invitado a cenar. “Lo cerró”, le respondió su hija.
En ese momento, Irineo Humberto Garzón Martínez (35), bajaba la persiana de su local “Garzón Uniformes” y le ponía candado a la puerta. Ya le había dado un vaso con agua a su víctima para que se desvaneciera.
“Hijaaaaaa”, exclamó Thays, a las 14.13, al ver que la joven dejó de responder los mensajes.
A las 14.15, la mujer recibió un mensaje de Linda, su otra hija. “Maaaaa. Dijo (…) que la vayas a buscar porque el tipo ese le dio agua y después se sintió mareada”, le dijo.
Y a continuación Linda le reenvió un mensaje de su hermana: “Y creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento (…) mareada”. A lo último a la joven le costaba escribir, sentía las manos adormecidas.
“Llamé a la policía, voy”, dijo Thays a las 14.23. Apenas unos minutos después la mujer llegó a Paso 693 con agentes de la comisaría vecinal 3A de la Policía de la Ciudad, que después de llamar varias veces a la puerta, entraron al local y encontraron a Garzón prácticamente infraganti. La joven estaba tirada en una escalera, con la parte de arriba de su cuerpo desnuda y semi inconciente. La tuvieron que sacar en una silla de ruedas.
A pesar de la denuncia de la joven, de las pericias en las que le encontraron heridas compatibles con una violación y de que la Policía encontró al acusado en la escena del ataque, la jueza Karina Zucconi apenas lo imputó por “abuso sexual simple” y lo dejó en libertad.
Recién el miércoles, cuando el caso se convirtió en un escándalo en nuestro país y en Venezuela y un día antes de la manifestación frente al local para pedir la detención de Garzón, Zucconi cambió la carátula a “abuso sexual agravado”. Pero no ordenó encarcelar al acusado.
La novedad es que este viernes Garzón pidió ampliar su declaración indagatoria. Lo hizo a través de su abogada Rosa Yolanda Gómez.
Zucconi, a cargo del juzgado nacional en lo criminal y correccional N° 15, accedió al pedido y lo citó para este lunes a las 10 a través de la plataforma virtual Zoom.
Según dijeron desde la querella, a cargo del abogado Pablo Baqué, “con todos los elementos de la causa, y la aparición de otras mujeres que están empezando a dar testimonio, la jueza tiene la oportunidad de revertir la situación de libertad y ordenar su detención”.
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Los abogados de la joven dijeron que todavía no se sabe con certeza dónde está Garzón, ya que primero dijo que vivía con su hermana en Mataderos, pero la mujer aclaró que no era cierto y que su hermano vivía en el local de Paso 693. Tampoco se sabe si el acusado volvió al local donde ocurrió el delito y la alteró, ya que el lugar no fue clausurado.
En tanto, para este miércoles, amigos y compatriotas de la víctima convocan a una vigilia en reclamo de Justicia frente a Tribunales. Será a partir de las 18 bajo la consigna #LaInjusticiaDuele.