Jay Nygard decidió hace unos años instalar una turbina eólica en su propia propiedad y por esto ahora esta a punto de ir a prisión. Es el ejemplo perfecto de cómo algunos gobiernos locales han estado criminalizando a quienes intentas vivir desconectados de la red y erosionando los derechos de los ciudadanos en el proceso.
Los gobiernos de todo el mundo están animando a sus ciudadanos a aprovechar la energía limpia. Sin embargo, no está claro por qué en países como Estados Unidos y España, la gente es obligado a mil burocracias innecesarias antes de poder hacer algo que tienen derecho a hacer.
Nygard tiene el derecho de hacer lo que quiera con su propia propiedad, pero desafortunadamente, en una democracia como la de Estados Unidos, los derechos de propiedad de un individuo pueden ser anulados de acuerdo con los caprichos de los políticos y las demandas de terceros.
No es un caso aislado, en EEUU parece que manda la irracionalidad. En algunas partes de los Estados Unidos es ilegal tener un huerto en tu jardín o recoger agua de lluvia.
Un gobierno federal encargado de la tarea de romper los monopolios en el sector privado hace la vista gorda mientras que los gobiernos locales trabajan para las empresas de energía.
El problema comenzó para Jay Nygard cuando instaló una turbina eólica de unos 8 metros de altura al lado de su casa en 2010. Nygard es el dueño de Go Green Energy, una empresa que produce turbinas eólicas de tamaño doméstico. Se puede suponer que instaló la turbina eólica para aprovechar los productos que vende para ganarse la vida. Al principio, surgieron problemas legales porque los vecinos se quejaban a la ciudad diciendo que la turbina de Nygard era “una monstruosidad”. Uno de sus vecinos, incluso lo demando por la presencia del aerogenerador, dijo que la desagradable turbina le quitaba ” Disfrute “a su propiedad.
Nygard luchó contra los tribunales, que le ordenaron retirar la turbina en más de una ocasión, durante años. A pesar de que se resistió, y lucho con todo a la larga era ir a la cárcel o quitar la turbina por lo que tuvo que ceder, los jueces le obligaron a retirar también la base de hormigón hecha para poner la turbina, y al no poder retirarla al 100% debido a que podía causar daños estructurales a su casa, los jueces lo sentenciaron a seis meses de prisión el año pasado.
Acaba de ser detenido.
Este es un flagrante ejemplo de un gobierno que no respeta los derechos de sus ciudadanos, en particular aquellos que buscan vivir una vida independiente del llamado “sistema”. Ya saben en Estados Unidos tratar de vivir una vida de combustibles fósiles puede salir muy caro.
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