Son nódulos unidos cuyo aspecto, como se aprecia en la foto, es parecido al de la coliflor pero con una textura muy esponjosa.
Contiene bacterias probióticas, levadura, lípidos y proteínas.
El kéfir es un microorganismo vivo que no cesa de crecer, sus nódulos se parten por gemación (modo de reproducción asexual, propio de muchas plantas y de muchos animales invertebrados, que se caracteriza por separarse del organismo una pequeña porción del mismo, llamada yema, la cual se desarrolla hasta formar un individuo semejante al reproductor) por lo que, al haber aumentado de tamaño, necesitará más espacio. Será el momento de separar parte del hongo y, como suele ser habitual, regalárselo a alguien para que disfrute de sus beneficios.
Las propiedades del kéfir son muchas y variadas pero destacan éstas:
Propiedades digestivas, la leche fermentada que se obtiene del kéfir es mucho más digestiva que la leche que consumimos habitualmente. Es recomendable para las personas que no toleran la lactosa.
Ayuda a regular el tránsito intestinal y a reducir el riesgo de padecer cáncer de colon.
Regenerador de la flora intestinal (actividad probiótica).
Colabora en la absorción y aceptación de los nutrientes.
Contiene calcio, potasio y fósforo.
Ayuda a reducir los niveles de colesterol.
Regula el sistema nervioso y hepático gracias a los distintos tipos de vitamina B que contiene.
Regula el sistema inmune ayudando a reducir transtornos de fatiga crónica, cáncer o herpes.
Ayuda a combatir las alergias.
Etc.
Cultivo del kéfir
Los nódulos deben introducirse en un bote o recipiente de cristal y añadir la leche fría , no más de 3/4 del bote. Tapar con un trapo y sujetar con un cordel o con la misma tapa del recipiente y dejar a temperatura ambiente.
*Suele hacerse con leche entera aunque también se puede utilizar semidesnatada o desnatada (el resultado será más líquido que con la leche entera).
Debe dejarse como mínimo 24 horas (obteniendo una especie de yogur líquido que tendrá suaves efectos laxantes) o esperar hasta las 36-48 horas (el resultado será un yogur más fermentado y con efecto astringente).
Una vez haya pasado el tiempo de fermentación, se deberán colar los nódulos con un colador de plástico.
Después se volverán a introducir en el bote o recipiente de cristal con más leche para que comience, de nuevo, el proceso de fermentación.
La leche kefirada o yogur de kéfir resultante se podrá tomar de inmediato o meterlo a la nevera para que esté más fresquito. En el frigorífico aguanta varios días pero cuanto antes se consuma menos propiedades perderá.
El sabor es un poco ácido así que se podrá endulzar con azúcar, miel,… O tomarlo tal cual.
Cuidados del kéfir. El kéfir es un hongo que hay que cuidar y trabajar todos los días para que no se eche a perder. Una vez a la semana hay que limpiarlo en agua, para ello se dejará en un bote de cristal con agua entre 12 y 24 horas. Después seguir con el procedimiento habitual de la leche.
Cuando vayáis a estar fuera de casa entre 2 y 4 días es recomendable dejarlo en agua con un poco de azúcar y en la nevera. Cuando vayáis a utilizarlo de nuevo, la primera leche kefirada que obtengáis es recomendable que la desechéis.
Si por una temporada os habéis cansado del kéfir o, simplemente os ha crecido demasiado y no sabéis que hacer con parte del hongo, tan sólo tenéis que secarlo bien y congelarlo. Cuando lo vayáis a utilizar de nuevo hay que ponerlo en la nevera con agua y azúcar durante un par de días y comenzar con el proceso habitual de fermentación, desechando los dos primeros yogures que se obtengan.
*Podéis tomarlo con trocitos de fruta, en forma de batido, hacer vuestros propios quesos,… Son multitud de recetas las que se pueden hacer y en el blog os iré poniendo, poco a poco, las que vaya haciendo en casa.