El Kéfir de leche era bastante desconocido pero ahora hay más información sobre él en los últimos años y que a más personas que buscan una alimentación natural y saludable lo tengan en su despensa. Se trata de un producto lácteo cremoso que nace de la fermentación de la leche por parte de una especie de gránulos (bacterias) denominados también kéfir. Puede confundirse con el yogur, pero no son lo mismo porque el proceso de fermentación en ambos no es igual.
El kéfir tiene muchas cualidades beneficiosas para el organismo, siendo las más destacadas que la leche fermentada por él es más digestiva, que regenera la flora intestinal y regula el tránsito intestinal.
Para cultivar el kéfir en casa, éste puede comprarse (por Internet si se desea que sea realmente kéfir) o se puede recibir de otra persona. Se ponen unas 3 cucharadas en un tarro de cristal de más o menos un litro y se cubre con leche de vaca o de cabra a temperatura ambiente, dejando que fermente cerrado y mejor en un armario unas 30 horas. Después, se cuela la leche fermentada y se recomienda que sea consumido tal cual en el momento o endulzado con miel o azúcar o preparar alguna receta como las que te recomendamos aquí:
Desde el blog La Historia detrás del plato nos invitan a usarlo para hacer un desayuno muy saludable mezclado con fresas, frambuesa, jugo de limón, vainilla, azúcar, avena y avellanas.
Nuestra compañera Filomena del canal de Cocina, lo usa en un bizcocho en el que la harina es integral, se usa fructuosa en lugar de azúcar y, además, semillas de amapola, entre otros ingredientes.
Y para el verano que se acerca, incluso podemos usarlo para hacer helados, como éste de kéfir y ruibarbo que comparten desde el blog Lemon & Limón.
Una vez colada la leche fermentada, el kéfir se vuelve a poner en el bote y se vuelve a repetir la misma operación. Una vez a la semana, más o menos, se recomienda lavar o cambiar el bote y lavar también el kéfir.
¿Tienes kéfir en casa? ¿Cómo los consumes?
Primera imagen: David Niergarth/Flickr