Ingredientes:
Un puerro grande, incluida la parte verde.
Un manojo de espinacas frescas.
Nata líquida para cocinar. Un brick pequeño está bien.
Una pizca de queso cabrales para dar gusto.
Una pechuga cortada en filetes finos.
Especias: orégano, perejil y tomillo. Opcional.
Una pizca de sal.
Un pimiento asado olvidado en la nevera :)
Lo primero que haremos es cortar el puerro en rebanadas circulares, luego ponemos en la sartén a fuego lento las partes verdes del puerro, al ratito añadimos lo blanco, que al estar más tierno y ser menos fibroso se cocina antes.
Una vez el puerro haya ablandado podemos subir un poquito el fuego para que se doren algunas partes, hay que estar atento si hacemos esto, pues si dejamos la cocina en segundo plano se nos puede quemar todo...
A continuación añadimos las espinacas troceadas, y removemos con el utensilio de madera para evitar que se quemen o se peguen.
Echamos la nata y removemos, añadimos la pizca de queso cabrales al gusto, es para darle un toque, por lo que no es necesario ponerle demasiado. Removemos hasta que todo se vea bien hecho.
Mientras se cocina la crema de nata pasamos las pechugas por la plancha con una cucharadita de aceite de oliva. Las cocinamos al gusto,pero teniendo en cuenta que cuanto más tiempo estén en el fuego más secas se irán quedando. Una vez las servimos en el plato añadimos las especias, así no pierden tanto sabor ni propiedades las hierbas y les da un gusto estupendo.
Por último para acompañar añadí a la receta un pimiento asado con un poco de vinagre que se sentía solitario en la oscura y fría nevera.
Y como en casa no se tira nada, antes se tiraba a las gallinas, pero ahora ya no tenemos... Tostamos una rebanada de pan de ayer y frotamos con un ajo para acompañar. ¡Riquísimo!