Nunca me imaginé que lo haría, pero las circunstancias, la necesidad de establecer cambios para mejorar la calidad de vida, la idea de poner un simple granito de arena en la utopía de alcanzar un mundo mejor, nos va llevando en casa a establecer otras formas de comportamiento y en esa línea, apareció la oportunidad de aprender a cómo hacer un huerto ecológico partiendo de cero; Es decir, sin tener ni idea de cómo empezar.
En el Blog de Plenacción, quiero también compartir con todos y todas, las experiencias personales que puedan servir a otros y otras para alcanzar niveles de bienestar tanto físico y emocional desde la práctica de mindfulness y la idea de trabajar en la tierra, abre una oportunidad de compartir experiencias.
Abro, dentro de plenacción, esta sección de "Diario de un huerto" para iros contando como va todo. Cómo hemos empezado y cómo hacer un huerto ecológico nos puede ofrecer la oportunidad de conectar con nuestra esencia como seres humanos. Seres vivos que andamos buscando serenidad y bienestar en este mundo tan convulso.
Lo primero ha sido alquilar unos metros de tierra (pocos para empezar) cerca del lugar donde vivimos y el elegido ha sido "El huerto del abuelo cebolleta" ; un espacio dirigido por Jose Antonio que es, también de convivencia que nos ofrece la oportunidad de aprender y compartir.
60 metros cuadrados como veis en la foto. La primera tarea (esta con ayuda directa del personal del huerto. El amigo Juan se encargará de ello) es dejarlo listo para comenzar con el asunto de los surcos. Abrir la tierra en canal para prepararla para la siembra.
Beatriz y yo nos sentamos con un papel y lápices de colores a idear nuestro huerto. Son planes de vida desde el instante presente. No pensamos en producción ni en si esto dará más o menos. En realidad no tenemos ni idea. Partimos desde el aquí y el ahora para elaborar un proyecto de realidad que nos llama poderosamente la atención; estar en la tierra para sentir y observar.
Os iremos contando. Partimos de cero. No tenemos ni idea del asunto. Pero frente a la crisis, tanta noticia de amargura, tanta tensión y tanta locura, estamos convencidos de que mirar la tierra desde el aquí y el ahora, ofrece oportunidades para establecer un hermoso paralelismo entre un tomate y la cantidad de tonterías que se nos pueden pasar por la cabeza durante todo un día.
Eso sí; si mi padre levantara la cabeza y me viese con un azadón entre las manos, se llevaría una buena sorpresa. Entonces, cuando lo veía a él, teniendo yo apenas 20 años, me parecía una cosa del otro mundo. La vida..simplemente la vida.
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