Así, aprendieron cómo compostar los residuos orgánicos y sus beneficios. Y después, en grupos, y bajo supervisión realizaron la siembra de lombrices, incorporándolas al sustrato preparado en la compostera. Después añadieron residuos orgánicos (cáscaras, hojas, hortalizas livianas, flores) para alimentar a las lombrices, identificando cuáles son los alimentos adecuados y cuales no.
Y para finalizar limpiaron de malezas los biohuertos escolares: las ramas grandes y restos de malas hierbas, por un lado; y los restos de verduras no cosechadas por otro lado. Estos restos junto a otros residuos orgánicos procedentes de la elaboración de almuerzos escolares, también fueron utilizados para alimentar las composteras.
La actividad tiene como objetivo la mejora de la producción de hortalizas y legumbres que aportan nutrientes a las raciones alimenticias que se preparan para los niños y niñas de ambas escuelas. Asimismo se está trabajando en la separación de residuos para la reducción del volumen de basura generada.
Ambas escuelas forman parte del proyecto piloto que, con el apoyo de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo, llevamos a cabo en estas comunidades para mejorar su capacidad de hacer frente al cambio climático y conseguir una alimentación sostenible.
Todos deseamos pronto recuperar la normalidad, volver a las escuelas.
#EsteVirusLoParamosUnidos
Imagen: Global Humanitaria