La moda sostenible, moda lenta o Slow Fashion, rompe los estilos impuestos por la moda industrializada, presentándose como el antagónico de la “Fast Fashion”.
Más que una tendencia, se trata de un estilo de vida que plantea cambios en el consumo a través de concientización por el cuidado del ambiente.Después de la petrolífera, la industria textil es el segundo sector que más perjudica al planeta. Considerando que el daño ocasionado, la Moda Lenta es la alternativa de moda para un futuro sostenible, dejando de ser un valor añadido, para convertirse en una norma para todos los armarios. ¡ Conoce de qué se trata exactamente el movimiento a continuación!
Moda lenta: el movimiento conscienteEntender cuánto le cuestan nuestros armarios al medioambiente, es el primer paso de quienes comparten la Slow Fashion, concepto que lejos de lo que puede suponer su nombre, no se trata de la última tendencia de la industria.
Por lo tanto, es una filosofía de consumo que pretende crear en el usuario, el sentido de la responsabilidad al momento de escoger su ropa.
La moda lenta se sustenta en educar a las personas acerca del impacto que la industria textil ejerce sobre el ambiente.
Y es que no solo es la causante de grandes índices de contaminación, al generar cerca del 10% de las emisiones globales de carbono y el 20% de aguas residuales, sino que al menos el 87% de las fibras empleadas en la confección de las prendas, van a parar a vertederos o son incineradas.Si a ello se le suma el uso de más de 90. 000 millones de metros cúbicos de agua y cantidades masivas de ropa que se desechan sin siquiera cumplir un año de su fabricación, la moda lenta se convierte en una necesidad.
Slow Fashion: La moda del futuro
Atendiendo a las consecuencias que la contaminación textil ejerce sobre el planeta, cada vez son más las marcas que suman a la idea de moda ética o sostenible, consiguiendo opciones adaptadas a todos los gustos y presupuestos.
Cada prenda confeccionada con principios de sostenibilidad, sale al mercado luego de superar rigurosas normas que garantizan su durabilidad, lo que implica que la moda lenta rompe el esquema de consumismo que plantea la idea de “usar y tirar”.
Del mismo modo, ofrece la certeza de un salario justo en su proceso de producción, mismo que tampoco implica la explotación animal y la reducción considerable del riesgo a sufrir alergias de piel, puesto que se habla de fibras que no intervienen sustancias tóxicas.