¿Cuánto contaminamos cuando usamos Internet?

Lunes. Ocho y media de la mañana. Vuelta al trabajo. Bandeja de entrada: 399 correos sin leer. Necesitas un respiro. Abres el navegador para ponerte música online y empezar el día con algo más de ritmo. En el navegador todavía tienes abiertas 28 pestañas con artículos pendientes de leer desde antes de las vacaciones. Buscas el teléfono para comentar con tu grupo de amigas en Whatsap que no puedes más, qué duro es empezar la semana. Gif de gatito agotado. Enviar. Jajaja. Comentarios de apoyo de tus amigas. Echas un vistazo en la juerga imparable de Twitter. Miras el último vídeo que todo el mundo comenta. Lo retuiteas. Ahora sí, a por los 399 correos sin leer.  No han pasado ni cinco minutos desde que te sentaste delante del ordenador y ya has dejado un buen rastro digital tras de ti. 


En So Good So Cute lo último que queremos es haceros sentir mal por las decisiones de consumo que tomáis en vuestro día a día (¡nadie es perfecto y lo hacemos lo mejor que podemos!) pero ¿os habéis has parado a pensar alguna vez en la huella medioambiental que dejan vuestras comunicaciones diarias? Aquellos correos electrónicos que recibimos constantemente con un simple OK, el mensaje que enviamos sin pensar, la foto repetida 30 veces en nuestra galería del móvil, la búsqueda absurda en el navegador de un producto que no necesitamos o que podemos comprar al lado de casa.

En este artículo reflexionamos sobre lo que los expertos llaman contaminación digital que es la energía que se consume cada vez que generamos datos en nuestras interacciones diarias con la tecnología. Ejemplos: enviar un correo, guardar una foto en la galería del móvil, publicar un comentario en Facebook, hacer una búsqueda en Google etc. A día de hoy, la huella ecológica de este tráfico digital equivale aproximadamente al consumo del 7% de la electricidad mundial. En 2025 se cree que toda la industria de las TIC utilizará el 20% de la producción de energía global y, como consecuencia, será responsable del 6% de las emisiones globales, según la revista especializada ethic.com

Pero antes de ponernos dramáticos con cifras impactantes y de sentirnos culpables por si enviamos un whatsap o no, pongamos un poco de luz al tema de la contaminación digital con dos ideas clave para entenderla:

〉Para calcular el impacto ambiental que puede generar, por ejemplo, mirar una serie en una plataforma de streaming, hay que tener en cuenta múltiples factores que entran en juego cada vez que le damos al “play” del reproductor de vídeo: desde del tipo de dispositivo que tenemos (tableta, ordenador), el cableado o las antenas móviles utilizadas hasta los centros de datos o data centers, donde se almacenan los millones de datos que generen las grandes compañías de telecomunicaciones.

〉 Dentro de esta cadena de infraestructuras, son los centros de datos los que generan más contaminación puesto que necesitan ingentes cantidades de electricidad para funcionar (con sus consecuentes emisiones de C02 a la atmósfera). Muchas de estas infraestructuras todavía dependen de fuentes de energía no renovables, como las centrales nucleares o las plantas de carbón.

Queda claro que el peso de la contaminación digital recae todavía en los gigantes de las telecomunicaciones, su consumo energético y el uso que hacen de las energías renovables en sus instalaciones y data centers. En la actualidad, existe una especie de “batalla” por las energías limpias entre empresas como Amazon, Google, Facebook o Microsoft que constantemente difunden sus planes y proyectos de futuro con energías renovables ante la presión por la crisis climática.

Buenas prácticas para un consumo más sostenible de Internet

Y a pequeña escala ¿qué podemos hacer? Al igual que en otros aspectos de nuestra vida como la alimentación o la moda, el consumo responsable es la respuesta. Os sugerimos a continuación algunas ideas y buenas prácticas para mejorar nuestro impacto ambiental en el ámbito digital:

〉No os dejéis llevar por las modas pasajeras y comprad sólo los objetos tecnológicos y gadgets que realmente necesitéis para trabajar o para el ocio y aseguraros que tengan la potencia necesaria (ni más ni menos), a fin de optimizar el consumo de energía.

Reciclad y evitad acumular tecnología obsoleta en los cajones de casa. Cuando queráis retirar un dispositivo, llevadlo a un punto verde para que puedan reciclarlo en condiciones. 

〉 Evitad consumir energía innecesaria. Recordad apagar siempre ordenadores, tablets, móviles e incluso el router ADSL cuando vayáis a estar un tiempo sin utilizarlos. Lo ideal sería apagar todos los dispositivos por las noches. ¡Los datos consumen y nunca duermen!

Si os dedicáis al diseño y la programación web, sabréis perfectamente que menos es más. La páginas web con códigos limpios y diseños sencillos permiten que se carguen más rápido y consuman mucho menos datos (= menos consumo energético).

Esta máxima del diseño y la programación web, aplicadla a vuestro día a día. Minimizad el consumo de datos en los dispositivos y aplicaciones que utilicéis: comprimid archivos antes de enviarlos por correo electrónico, eliminad aplicaciones que ya no uséis, cerrad pestañas del navegador que no estéis utilizando, reducid la calidad de las fotografías del móvil y también de los vídeos que veis en las plataformas de streaming.

Y un último consejo que además de contribuir a un menor consumo de datos, mejorará vuestra atención: ¡desactivad las notificaciones del móvil! Ser ecológicos digitalmente no sólo tiene repercusión a nivel global sino que también nos ayuda a disfrutar de una vida mejor. 

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