Desde hace algunos años los pobladores de la región de Extremadura han presentado una serie de problemas relacionados con la caza, que van desde un crecimiento descontrolado de las especies cinegéticas, hasta un aumento considerable de los accidentes relacionados con las actividades de cacería.
En respuesta a esto, la Junta de Extremadura se ha avocado a la labor de redactar una reforma de la Ley de Caza y las asociaciones medioambientales exigen que la nueva ley se enfoque en resolver los problemas causados por una gestión deficiente de las actividades de cacería y para convertirla en una actividad sustentable que favorezca el disfrute y aprovechamiento del medio ambiente.
Para lograr este fin, dichas organizaciones proponen un enfoque basado en analizar detalladamente los problemas causados por la mala gestión y conseguir la manera más eficiente de mitigarlos sin ceder ante las presiones de la Federación Extremeña de Caza. Se espera que con un criterio independiente y una visión objetiva de las causas y consecuencias que rigen la problemática, la Junta de Extremadura pueda corregir las tendencias negativas observadas los últimos años.
Problemas cinegéticos
La caza es una actividad sumamente importante desde el punto de vista histórico, ecológico y cultural. En el pasado, se le permitía a las poblaciones rurales suplementar su alimentación y proteger sus cultivos y ganado para asegurar la subsistencia; a posteriori, las especies cinegéticas ganaron gran prestigio como trofeos y decoraciones, sirviendo como una señal de valentía y señorío entre la nobleza.
En nuestro mundo moderno, la cacería ya no tiene un papel fundamental para proteger a la población o brindarle alimento, pero sigue siendo una manera importante de controlar las poblaciones de ciertos animales en el ambiente, lo que permite mantener el equilibrio del ecosistema.
Y el problema principal de las actividades de cacería en Extremadura es que no mantienen un equilibrio en el ecosistema. Las poblaciones de varias especies como el jabalí y el zorro han crecido desmesuradamente en los últimos años, y aunque las cifras alcanzan récords históricos, sus poblaciones no muestran ninguna señal de estar reduciéndose, e incluso comienza a amenazar a otras especies del ecosistema.
Esta abundancia es fruto de las costumbres practicadas por las asociaciones de caza de Extremadura, que acostumbran dar alimento a las especies cinegéticas antes de la temporada de caza para obtener ejemplares de mayor tamaño. A esto se une también la facilidad que tienen algunas especies para acceder al alimento del ganado que se cría en fincas localizadas dentro de cotos de caza. Se cree que si se logran controlar estas prácticas se podrá controlar mucho mejor a las poblaciones de especies cinegéticas.
Regulaciones y sanciones
Para promover una caza sostenible que sea más responsable con el ecosistema y los pobladores de Extremadura, las asociaciones medioambientales proponen una mayor regulación para la interferencia de los humanos sobre las especies cinegéticas, una mayor supervisión sobre el manejo de los cotos de caza y fincas localizadas en sus inmediaciones, y finalmente, sugieren mayores sanciones para las entidades y personas que ignoren estas regulaciones.
Por ahora la cuestión está en las manos de la Junta de Extremadura y se espera que le den a las reformas la dirección adecuada para remediar los desbalances causados por la gestión ineficiente de las actividades de cacería en los últimos años.