La fuente de energía usada y las materias primas en la fabricación son dos factores determinantes para conocer el impacto ambiental del coche eléctrico. Su huella ambiental no es cero, aunque la política europea los clasifique con emisiones cero. Si observamos el ciclo de vida completo de un coche eléctrico, nos daremos cuenta que en su fabricación y reciclaje existen emisiones, residuos, minería cruenta, etc.
Incluso existen investigaciones que muestran a la alternativa limpia más contaminante que su antecesor carburante, como la realizada por el científico Christoph Buchal, de la Universidad de Colonia. Sin embargo, esta vez vengo a hablaros de otro tópico.
Algunas de las grandes cicatrices que deja la fabricación de coches eléctricos en la Tierra
Específicamente para las baterías —que son el corazón del coche eléctrico— son necesarios elementos químicos finitos en la naturaleza tales como; cobalto, extraído principalmente en África Central; litio u oro blanco, propio de salares; níquel y tierras raras.
La minería es una actividad con gran huella ambiental, promotora desde siempre de conflictos sociales y económicos en muchas zonas vulnerables del mundo.
El 60 % del cobalto se extrae en la República Democrática del Congo, es enviado principalmente a China, donde lo emplean para la fabricación de smartphones y las preciadas baterías de los coches eléctricos que se venderán en Europa.
Sin embargo, un negocio que genera cientos de miles de euros al año para algunos, en el Congo más del 70 % de la población vive debajo del umbral de la pobreza.
Este material se extrae también por el trabajo inhumano de niños y adultos. La deforestación y el empleo de productos químicos tóxicos afectan las poblaciones aledañas a las minas.
La demanda de litio se ha disparado, otra materia prima necesaria para las baterías, ya que permiten que éstas sean recicladas
Bajo el desierto de sal: Salar de Uyuni, una maravilla natural de Bolivia, se encuentra una de las reservas más grandes de litio —oro blanco— en el mundo. Estimadas en el 40 % de la totalidad del planeta, y se exportan a China, India, Suecia y Rusia.
El costo ambiental de dicha extracción es crítico. En el proceso de obtención de litio se emplean grandes cantidades de agua, recurso escaso en la zona árida del salar, por lo que el bombeo de agua ha secado ríos de la zona y a afectado a agricultores.
La paradoja del coche eléctrico, evitar la emisión de gases de efecto invernadero mientras se secan ríos en la Cordillera de los Andes.
Níquel
Otra materia prima empleada es el níquel, las baterías con un cátodo rico en níquel son relativamente fáciles de sintetizar y tienen una alta capacidad de densidad de energía.
Las baterías del BMW por ejemplo, utiliza una variante con un cátodo rico en níquel, una aleación níquel-manganeso-óxido de cobalto, en cambio Tesla apuesta por el cobalto en una mezcla de níquel-cobalto-óxido de aluminio. El coste de la batería pesa finalmente en el precio del coche.
El níquel se encuentra naturalmente combinado con arsénico, antimonio y azufre. Su extracción trae consigo grandes problemas de salud y medioambientales. Durante la extracción de níquel, se libera dióxido de azufre, polvo cancerígeno, además de metales pesados en el suelo y agua.
En la tabla periódica se encuentran 17 elementos poco mencionados, las tierras raras, muy importantes para la industria tecnológica y por supuesto en la fabricación de coches. Su extracción casi por completo (90 %) se encuentra en China, y está estrechamente relacionado con cáncer en las poblaciones cercanas, por la toxicidad de su producción y vertidos.
Es importante tener en cuenta que el coche eléctrico no es la solución definitiva ni mucho menos perfecta, tiene sus ventajas medioambientales, pero también deja profundas cicatrices, sobre todo en zonas vulnerables del planeta.