El continente americano no escapa de los rigores que ha impuesto el calentamiento global. En Latinoamérica y la zona del mar Caribe se hace patente el cambio climático y se están manifestando de varias maneras con trágicas consecuencias en los últimos años.
Los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos afectando a ingentes cantidades de personas en la región con graves consecuencias sociales.
Esto se manifiesta con los contrastes más extremos que van desde períodos de sequía, olas de calor hasta inundaciones y aumento de la actividad ciclónica en el mar Caribe a causa del cambio climático.
Las consecuencias económicas han sido graves, desde la baja en el rendimiento de las cosechas, intensos incendios forestales y deterioro de ecosistemas como la reducción de los arrecifes coralinos o la destrucción de una buena parte de la flora y fauna de la Amazonía.
Los efectos catastróficos han llegado incluso hasta los Estados Unidos afectando los estados de Luisiana y la Florida.
Hasta ahora la aplicación de las medidas acordadas en París en relación al calentamiento global no parecen haber sido suficientes y el calentamiento global progresa hacia los 2 grados que es punto de no retorno.
Esta situación está acentuando los graves problemas sociales y económicos que aquejan a casi toda la región, asolada también por la pandemia de la covid-19.
Las temperaturas promedio anuales a causa del cambio climático han ido aumentando tanto en América del Sur como en el Caribe.
De esta manera se ha comprobado el retroceso de los glaciares en la cordillera andina, particularmente en Bolivia y Perú, así como el aumento de la aridez en zonas agrícolas y ganaderas.
El cambio climático no solo afecta al Caribe
En el caso de la Amazonía, los períodos de sequía intensos junto a la acción humana han sido causantes de los incontrolables incendios forestales que han diezmado sensiblemente su flora y fauna.
Se han modificado los patrones de las precipitaciones y las tormentas, cambiando la duración e intensidad de los períodos de sequía y de pluviosidad.
Mientras México sufre una fuerte sequía, algunos países de Centro y Sudamérica sufren inundaciones por las intensas precipitaciones.
Otro aspecto de suma importancia que se vive anualmente en la región del Caribe a causa del cambio climático es la temporada de huracanes, alcanzando el récord de 30 durante el año 2020, lo que trajo como consecuencia el incremento en el saldo de víctimas humanas y daños materiales.
El aumento de la temperatura tanto en el océano Atlántico como el Pacífico, han ido acelerando el proceso de acidificación, aunado al derretimiento de los glaciares y al aumento del dióxido de carbono en la atmósfera.
Se ha producido un aumento en el nivel del mar, lo cual está incidiendo negativamente en los ecosistemas coralinos (síndrome blanco del coral) provocando su reducción y afectando a las poblaciones costeras.
De acuerdo con un informe de la ONU, la agencia dedicada a los asuntos medioambientales recomienda las siguientes acciones:
Reforzar el monitoreo de las amenazas climáticas, tales como los huracanes y tormentas tropicales.
Fortalecer los sistemas de alerta en los países más vulnerables.
Mejora de los planes de acción civil, actuando de manera proactiva a fin de minimizar los impactos sociales y económicos que tienen los desastres.
El futuro no luce para nada alentador; los pronósticos de los especialistas en la materia, alertan para los años venideros la continuación en el incremento de las olas de calor y la sequía, precipitaciones intensas, huracanes y tornados así como la disminución del agua dulce por derretimiento de los glaciares.