Aunque su aspiración era reducir la mortalidad materna, Mukwege acabó empleándose en cuerpo y alma a la protección de las mujeres frente las violaciones y las torturas que sufrían durante la guerra.
Este ginecólogo congoleño de 64 años, fundó hace unos 20 años el hospital Panzi en la ciudad de Bukavu, al este de la República Democrática del Congo. Algo antes había montado un hospital de campaña, con una sala de maternidad y quirófano. Pero en 1996 estalló la primera guerra del Congo, el hospital fue destruido, y los pacientes y sanitarios asesinados. A pesar de la situación de conflicto no cesó en su objetivo. Levantó en 1999 el hospital Panzi para consagrase en la lucha contra la mortalidad materna.
Asistencia médica
Sin embargo su primera paciente no fue al hospital Panzi a dar a luz. Era una mujer que había sido violada y disparada a quemarropa en los genitales. Mukwege le realizó hasta 6 intervenciones antes de que la mujer pudiera llevar una vida normalizada. Pero ella no fue la única. Más mujeres siguieron llegando, víctimas de atrocidades parecidas. En 15 años calculaba haber atendido a más de 40.000 mujeres.Según explicaba Mukwege, en una entrevista para la BBC, “El conflicto en la República Democrática del Congo no es entre grupos de fanáticos religiosos. Tampoco es un conflicto entre Estados. El conflicto está causado por intereses económicos, y la forma en que se está librando es destruyendo a las mujeres congoleñas”
Por qué se usa la violación como arma de guerra
Las milicias que luchan por el control de yacimientos de oro y otros metales preciosos, son los acusados de violar indiscriminadamente a mujeres y niños como parte de su estrategia de combate. La violencia sexual constituye una poderosa arma de guerra que debilita a la población, si no la mata, la hace huir por el miedo o la vergüenza, las enfermedades de transmisión sexual afectan a la población y a las generaciones futuras, y las agresiones a veces son tan brutales que imposibilitan la futura capacidad reproductiva de la mujer.Denis Mukwege practica hasta diez cirugías diarias para reparar los daños físicos infringidos a las mujeres que llegan a su hospital. Además, ha implementado un tratamiento integral, que ofrece tratamiento médico, quirúrgico, atención psicológica, y asistencia legal y social.
El cáncer de la República Democrática del Congo
Mukwege califica el uso de la violación como arma de guerra como un cáncer para el país, y está decidido a luchar como activista y reclamar tanto al gobierno congoleño a la justicia internacional que tome medidas urgentes para acabar con esta violación de los derechos humanos y de las mujeres.En 2008 recibió el premio de Derechos Humanos de la ONU, en 2009 fue nombrado africano del año. Finalmente, en 2018 la Academia del Nobel reconoció el trabajo y la lucha de este ginecólogo congoleño que estaba operando cuando se enteró de la noticia. En su discurso, dedicó el galardón a todas las mujeres que habían sido víctimas de violencia sexual, y reclamó la unión institucional para acabar con el problema.