En este sentido, uno de los proyectos que ha cobrado protagonismo en los últimos días ha sido la diseñadora Margarita Talep, quien ha desarrollado en Chile un nuevo material cuya principal materia prima son las algas. La solución fue diseñada principalmente para el envasado de productos alimenticios.
Un polímero, un plastificante y un aditivo forman la mezcla. La combinación de soluciones depende de la consistencia del producto final a obtener.
Básicamente, utiliza agar, una sustancia gelatinosa de algas marinas, que se calienta a unos 80 grados centígrados, añadiendo agua y tintes naturales: remolacha, zanahoria y col morada son algunas de las verduras utilizadas. Después de calentar la mezcla, se enfría y se puede dar forma. Para cerrar el paquete, sin pegamento, lo mejor es sellarlo con calor.
Utilizando la técnica, Margarita ha realizado varios experimentos. Ya ha creado un estuche para bolígrafos, una tarjeta de visita e incluso un formulario para galletas.
Pero, de las cosas que más impresionan son el biocelofán, que es prácticamente idéntico a las bolsas de celofán comunes, y el envase creado para los bocadillos. “Este envase tendrá una vida útil de 5 a 15 minutos, luego será desechado y descompuesto completamente en dos meses”, dice la diseñadora en el Instagram de su marca Desintegra Me.
De hecho, la versatilidad de las soluciones que ha creado, desde las más rígidas hasta las más flexibles, pueden verse en su cuenta de instagram.
Una idea innovadora que espero que prospere y pronto podamos ver que este tipo de embalajes biodegradables sean algo común.
Fuente: este post proviene de Blog de ecocosas, donde puedes consultar el contenido original.
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