Terminamos febrero con una nueva entrevista científica. Después de haberos presentados a Liliana García, Ignacio Gestoso y Marina Gómez, hoy te presento a Carola Gómez-Rodríguez, licenciada en Ciencias Ambientales, científica y por encima de todo mamá de Vera y Abril.
A Carola la conocí durante mis años trabajando en la Universidad de Vigo, tuve la oportunidad de trabajar "codo con codo" (literalmente, ya que no teníamos mucho sitio...) y de ella aprendí a ser más ordenada, metódica, a cuestionarlo todo y a hacerme preguntas. Fue una época muy intensa de trabajo, de la que saqué muchas cosas positivas y que me sirvió después para empezar con fuerza con Esturirafi.
Os dejo con Carola, vais a aprender mucho del "mundo científico" ;)
Cuéntanos un poco sobre ti, ¿dónde vives? ¿Qué estudiaste? ¿Hobbies?...
¡Hola a todos! Me llamo Carola o, ya que esta es una entrevista científica, tengo que decir que científicamente me llamo Carola Gómez-Rodríguez.
Nací en Salamanca, me crié en Badajoz, volví a Salamanca a estudiar la carrera de Ciencias Ambientales, luego me fui a Sevilla, a la Estación Biológica de Doñana (CSIC) a hacer la tesis y, cuando acabé, me viene a Galicia. Primero fui postdoc (cuando uno lee la tesis pasa de ser investigador predoctoral a investigador postdoctoral) en la Universidad de Vigo y luego en la Universidad de Santiago. Me salió la oportunidad de irme dos años y pico a investigar al Museo de Historia Natural de Londres y no lo dudé. Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, entre otras cosas porque durante este tiempo nacieron mis dos hijas, Vera y Abril. Y ahora estoy de vuelta en la Universidad de Santiago. Como veis me ha tocado moverme mucho, pero esto no es nada raro en investigación.
Si me llegáis a preguntar hace tres años cuáles eran mis hobbies, la cosa habría sido muy distinta; pero ahora mismo, con una niña de dos años y medio y un bebé de seis meses, no tengo tiempo para nada. Porque el tiempo libre que tengo es para ellas. Así que podemos decir que mi hobby son ellas. Ir, poco a poco, descubriendo la vida a su lado.
¿Cuándo empezaste a tener interés por la ciencia? ¿Por qué?
Si quisiera novelar un poco la historia, te diría que mi padre es profesor de microbiología en la universidad y que desde muy pequeñita iba por el departamento los fines de semana. Pero la verdad es que estar rodeada de microscopios, pipetas y matraces no me despertaba especial curiosidad cuando era una renacuaja. Simplemente era lo normal. Como si todo el mundo hiciera cosas parecidas en su vida.
No fue hasta el último año de carrera cuando, con una beca de colaboración en el departamento de Botánica, empecé a descubrir, o más bien intuir, lo que era la investigación en primera persona. Y me encantó. En eso tuvo mucho que ver mi supervisor, el Dr. Cipriano Valle, que es una de las personas más encantadoras, trabajadoras e íntegras que conozco. Y, tras el breve paso por el departamento de Botánica, tuve la oportunidad de irme a Doñana a hacer la tesis. En ese momento no tenía claro lo que iba a ser de mí en un futuro. Puede que ni siquiera tuviera muy claro todo lo que implicaba embarcarse en la carrera investigadora. Pero sí sabía que la oportunidad de trabajar cuatro años en Doñana, en el CSIC, era única y que no debía desaprovecharla. ¡Era el mejor regalo fin de carrera para una licenciada en Ciencias Ambientales! Y luego ya se vería lo que pasaba tras esos cuatro años.
En Doñana tuve muchísima suerte porque pude trabajar con dos directores de tesis geniales, la Dra. Carmen Díaz-Paniagua (o Poli, para los amigos) y el Dr. Javier Bustamante. Y es que, cuando uno empieza una tesis, no es sólo importante que las personas que te van a formar sean buenos científicos (que en mi caso son dos personas que dominan sus líneas de investigación de forma envidiable), también es un muy importante (y de esto es mucho menos consciente la gente), que sean buenas personas. Ellos han sido tremendamente generosos con sus conocimientos, su tiempo, su comprensión… También me han animado cada vez que me he derrumbado. Y, si no hubiera sido por ellos, pero sobre todo por cómo son ellos, ahora no estaría aquí.
¿Cuál ha sido tu trayectoria científica?
Ya os he contado un poquito de por dónde me he ido moviendo, así que ahora intentaré centrarme en qué hice en cada sitio.
Durante mi tesis estudié la dinámica espacio-temporal de las comunidades de anfibios y sus hábitats en Doñana. Es decir, me centré en entender cómo varían las comunidades de anfibios y sus lugares de reproducción a lo largo del tiempo, por qué seleccionan unos sí y otros no, y qué problemas metodológicos nos encontramos al estudiar este tipo de sistemas.
La temporalidad de estos hábitats reproductivos (son charcas que se secan todos los años y algunos no llegan a inundarse) es lo que lo convierte en excepcional desde un punto de vista de conservación y, a su vez, le confiere un interés añadido por la dificultad que entraña estudiarlo. Para poder hacer la tesis tuve no sólo que recoger muchos datos de campo, también tuve que aprender muchísima estadística y trabajar con técnicas de teledetección y sistemas de información geográfica.
Durante mi primera postdoc, en la Universidad de Vigo, trabajé en la implementación de la Directiva Marco del Agua. Mi trabajo básicamente consistía en analizar datos de degradación de hábitats y comunidades biológicas (invertebrados y diatomeas) de distintos países para poder hacer recomendaciones a la Comisión Europea sobre qué umbrales de degradación de hábitats acuáticos son aceptables sin que haya un deterioro importante de la fauna.
Mi última escala por el momento es el binomio Universidad de Santiago de Compostela-Natural History Museum de Londres. Fui a Londres a aprender técnicas de biología molecular y filogenia (el método para establecer las relaciones evolutivas entre las especies) que se puedan aplicar a los estudios de diversidad biológica. Además me inicié en las técnicas de secuenciación de nueva generación para poder hacer inventarios de biodiversidad sin necesidad de eternizarse en la lupa o en el laboratorio.
Contado de forma muy simple sería algo así: una muestra de campo, con cientos de escarabajos se puede triturar, como si fuera una sopa, para extraer el ADN de todos ellos a la vez. Ese ADN se fragmentaría en pequeños trocitos y obtendríamos millones de secuencias de ADN muy pequeñitas, de unos 250-300 pares de bases. Con esos fragmentos, y mediante técnicas bioinformáticas, reconstruiríamos el ADN mitocondrial de cada una de las especies que había en la muestra. Es decir, haríamos una especie de puzzle (o numerosos puzles, uno por especie de escarabajo), buscando los solapamientos (las partes comunes) entre fragmentos para así conseguir uno mayor de unas 16000 letras (o, mejor dicho, pares de bases), que es único para cada especie. Así, contando el número de genomas mitocondriales distintos sabríamos cuantas especies había en la muestra que hemos triturado.
¿Qué hacéis en el proyecto en el que estás trabajando ahora? ¿Qué estudiáis?
Actualmente estoy trabajando en el proyecto El continuo espacio-temporal de la biodiversidad: una nueva aproximación multi-jerárquica para discernir procesos neutrales y no neutrales. En él investigamos las causas de los patrones a gran escala de la biodiversidad utilizando información basada en el ADN de las especies.
En particular, intentamos saber si la distribución de las especies está principalmente determinada por las características del ambiente o si existe un importante factor azaroso (lo que llamamos procesos neutrales). Ahora mismo estamos desarrollando esta investigación con babosas, caracoles y escarabajos de la Península Ibérica. Tenemos la intención de secuenciar (es decir, obtener un pequeño fragmento de ADN) de casi 6000 individuos; así que, como os imaginareis, la parte de laboratorio molecular es esencial en nuestro trabajo.
¿Qué es ser una mamá científica para ti?
Una auténtica locura. Yo intento tomarme este trabajo como si fuera un trabajo normal. Pero no lo es. Antes de tener a mis hijas yo podía trabajar 10 o 12 horas al día, incluidos los fines de semana. Cuando uno está involucrado en un trabajo, el tiempo pasa volando, y los días se quedan cortos para hacer todo lo que te gustaría hacer. Porque, he de aclarar, que nunca he tenido un jefe que me dijera que tenía que hacer horas extras. Aquí uno trabaja lo que quiere.
Ahora he tenido que aprender a hacer lo mismo (o intentarlo) pero en menos tiempo. A ser mucho más eficiente para poder pasar tiempo con mis hijas. Y espero que trabajar 8 horas diarias sea suficiente para poder mantenerme en este mundillo. No va a ser fácil, porque la carrera investigadora es muy cruel con las mujeres en ese sentido. La maternidad suele pasar factura porque nosotros somos evaluados cada poco tiempo (con suerte un contrato dura como mucho tres años) y en cada evaluación compites con mucha gente muy buena que en la mayoría de los casos no tienen fuertes ataduras familiares. Es decir, yo con mis 8 horas diarias he de ser tan competitiva como el que puede emplear 10-12. Porque el que nos evalúe se va a fijar en cuántos artículos has publicado y la calidad de los mismos. Así que, a más tiempo disponible para trabajar, mayor es la probabilidad de publicar más.
Antes hablabas de lo importante que fue elegir un buen grupo para realizar tu tesis doctoral. ¿Podrías contarnos un poco más sobre qué crees que es importante valorar?
Cuando uno quiere hacer la tesis, lo lógico es buscar financiación para poder hacerla. Si se tiene un buen expediente académico, se pueden solicitar contratos predoctorales oficiales, financiados, por ejemplo, por el Ministerio de Educación. Si no se tiene buen expediente, la cosa se complica, porque dependes de que un investigador tenga un proyecto de investigación con el que pueda contratar personal (y no hay mucho dinero para personal) y que, además, te quiera contratar a ti. Esto es básicamente como cualquier otra entrevista de trabajo y no hay mucho consejo que se pueda dar al respecto. Así que me centraré sólo en qué cosas creo que deberían valorar las personas que pueden optar a contratos oficiales.
Yo creo que es importante no obcecarse con el tema de investigación en la que uno cree que le gustaría trabajar. Si se trabaja con gente buena en su campo, cualquier línea de investigación puede resultar apasionante. Así que yo estaría abierta a todo y lo primero que haría sería identificar qué grupos son los más competitivos de mi universidad. En mi campo (Biología animal o ecología) bastaría con comprobar cuántos artículos publican al año en revistas indexadas en la base de datos de más prestigio (la Web of Science) y la calidad de las revistas (que se mide con el índice de impacto de la revista).
Esto no quiere decir que las personas que no estén publicando en esas revistas no estén haciendo un buen trabajo de investigación. Pero la realidad es que al acabar la tesis a nosotros se nos evalúa por los artículos que hayamos publicado y la probabilidad de encontrar trabajo va a depender directamente de ello, sobre todo en convocatorias oficiales. Así que, si nuestro grupo o nuestro director no publica fácilmente, a nosotros nos va a costar más hacerlo. Y, finalmente, creo que también es muy importante elegir un grupo en el que sepas que te vas a sentir bien. Que tu director de tesis va a tener tiempo para ti. Que tus compañeros van a intentar facilitarte la vida… Hay veces que la gente sólo busca trabajar con el gran científico del área y, tras cuatro años haciendo la tesis, se da cuenta de que sólo pudo hablar tres veces con él.
Y, una vez que ya sabes lo que quieres hacer (a grandes rasgos) y con quién lo quieres hacer, tienes que convencer a esa persona de que quiera avalarte para solicitar esos contratos oficiales. ¡Uno nunca puede dar eso por seguro!
¿Proyectos actuales, planes de futuro?
No tengo grandes planes de futuro, que es muy incierto. Vivo día a día. Por el momento tengo contrato para trabajar en la Universidad de Santiago de Compostela dos años y pico más. Luego tendré que conseguir otro contrato postdoctoral para poder seguir aquí.
10 COSAS SOBRE TI
Un lugar. Londres
Un libro. Una Breve Historia De Casi Todo, de Bill Bryson. Creo que es uno de los mejores libros de divulgación científica que he leído.
Un animal preferido. No tengo. Pero si tuviera que convivir con uno, un perro.
Tu científic@ favorit@. Cualquiera menos Newton . Es un poco broma, pero sólo un poco.
Una película. ¡Hace dos años y medio que no veo películas! Así diré un clásico, Matar a un ruiseñor
Un documental. Ahora mismo estoy viendo a trozos el de la National Gallery y me están entrando ganas de retroceder en el tiempo y hacerme restauradora de obras de arte.
Una receta. Pastel de calabaza.
Un consejo. No dar consejos. Nunca lo cumplo.
No puedo vivir sin… mi familia.
Un guilty pleasure Las chucherías (ahora las como a escondidas)
¡Y hasta aquí la entrevista! Espero que te haya gustado. Si quieres conocer más a Carola, preguntarle alguna duda o te interesaría hacer la tesis en su grupo de investigación, no dudes y escríbele a carola.gomez@usc.es o visita su página web. :)
- Rut