Ayer 27 de Febrero fue el Día Internacional del Oso Polar. Sí, esas criaturas gigantescas, altamente peligrosas, e infinitamente fascinantes. Del mismo modo en que el picozapato es una especie desconocida para el público, el oso polar es un animal bastante popular. Estos últimos años en especial, a causa de todas las noticias relacionadas con el calentamiento global.
Y es que podríamos decir que estamos en la nueva era del deshielo. Las temperaturas aumentan, la capa de ozono se descompone, y miles de especies (incluido el hombre) se enfrentan a unas perspectivas de futuro algo peliagudas.
Los osos polares son, sin embargo, un caso especial. No tienen depredador natural (incluso se les ha visto atacar y comer a crías de ballena), y son de las pocas especies que se consideran estar en un rango superior a nosotros en la cadena alimenticia. ¿Cómo puede ser que un animal así esté en grave peligro de extinción… por un par de grados más en la temperatura del aire?
Pues, principalmente, porque estos osos marinos dependen íntimamente del hielo del Ártico y de las especies que viven allí para alimentarse (las cuales, a su vez, necesitan de ese hábitat para reproducirse). Cada vez las capas de hielo se hacen más finas y se deshacen más y más rápido, y los científicos ya han expresado sus dudas sobre si los osos polares serán capaces de adaptarse a las nuevas condiciones del planeta a un ritmo tan apresurado.
¡Y cuidado! Para todos aquellos que aleguen que perder a una especie tan remota no es el fin del mundo, recordarles que los osos polares reestablecen el equilibrio natural del continente antártico, previenen la sobrepoblación de focas, y son la referencia más clara que tenemos sobre la salud del planeta.
Sin duda, esta situación tan problemática en la que se encuentran estos animales la han causado los hombres. ¡Y los hombres lo van a tener que arreglar! Como dijo recientemente NASUA, blog sobre fauna y conservación muy recomendable, no se puede hablar de un problema sin aportar soluciones o esperanza. Y como coincido completamente con ellos, aquí os dejo algunas ideas sobre qué puedes hacer tú como individuo para proteger a los osos polares.
¿Qué puedes hacer TÚ?
Ø Firmar peticiones para salvar el Ártico. Puedes empezar por la popular petición de Greenpeace, o por peticiones más pequeñas en Change.org o en Care2.
Ø Pedir a tu Gobierno que se comprometa más seriamente con el medio ambiente y con aplacar el cambio climático.
Ø Comprometerte tú mismo con el cambio climático (hay que predicar con el ejemplo, ¿no?). Esto se puede llevar a cabo consumiendo menos, usando o apoyando el uso de energías renovables, llevando un estilo de vida vegano (el doble de efectivo que cambiarse a un coche híbrido de por vida), reduciendo tu consumo de plástico, cogiendo el autobús en vez del coche, caminando o pedaleando más…
Ø Cuidar del mar y de los océanos. No tires basura al agua, mantén tus playas y ríos limpios, recicla, sé respetuoso con el medio ambiente con cada producto que utilices (jabón para la ropa, crema solar…), etc.
Ø Donar a iniciativas dedicadas a aplacar el calentamiento global y/o a fomentar las energías renovables. También puedes recolectar dinero para la causa de varias formas: corre una maratón, cruza el país en triciclo, tíñete el pelo de verde, vende brownies (¡veganos!) en el trabajo, organiza una mega fiesta (solidaria), haz de niñera de los gatos de tus vecinos…
Ø Dar voz a los osos polares. Escribe sobre su situación en tu blog o en tus redes sociales, escríbele a tu periódico local, informa a compañeros, amigos y familiares, y procura que el tema -y consecuentemente ellos- no queden en el olvido.
Ø Adoptar simbólicamente a un oso polar. Una forma endulzada de hacer donativos es adoptar a una especie en peligro de extinción, recibiendo peluches, panfletos informativos, o incluso información sobre el individuo específico al que apadrinas. Os recomiendo hacerlo a través de una organización específicamente dedicada a la causa, como Polar BearsInternational, pero también podéis adoptar a través de Born Free, Defenders of Wildlife, o incluso WWF.
Ø No olvidarse de aquellos osos polares que no están en el Ártico, sino que están sin libertad en otros lugares del mundo. Di NO a los programas de televisión que utilizan animales como medio entretenimiento, a los circos con animales (el último escándalo es este pobre oso forzado a cantar en Rúsia… ¡petición para ayudarle aquí!), y a la cautividad que no es resultado de un proceso de rehabilitación o reintroducción.
Ø No comprar pieles u otras partes de osos polares, tanto estando en tu propio país como siendo turista en otros. En el Ártico, algunas comunidades indígenas comen carne de oso y fabrican botas de nieve con sus pieles; ¡no contribuyas a ello! Hay ropa hecha libre de crueldad que te mantiene bien calentito en temperaturas extremas… ¡a un precio muchísimo más bajo!
Ø Si quieres ver osos polares, sé un turista responsable. Ver a estos carismáticos animales en plena naturaleza es una experiencia inolvidable, y puede inspirar a cualquiera a conservar su hábitat y a protegerlos mucho más que verlos en una jaula. Por su naturaleza, los avistamientos de osos polares son toda una aventura. Puedes hacerlo en Noruega (Svalbard es un lugar estupendo para avistar tanto osos polares como ballenas), en Canadá (donde reside el 60% de la población mundial de esta especie), o en cruceros por el Ártico (aunque estos son algo más caros).
Cada decisión que tomamos marca la diferencia, ya que reconstruimos el mundo día a día, paso a paso, con cada acción que realizamos. Los osos polares son criaturas con una gran capacidad cognitiva, considerados incluso tan inteligentes como los simios. Personalmente creo que merecen preocupación, respeto, y un poco de esfuerzo por mi parte para que no desaparezcan en el caos que nosotros hemos causado. ¿Qué opinas tú?