La cantidad máxima diaria no debería superar el 10% de las calorías ingeridas tanto en adultos como en niños
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto en el punto de mira los malos hábitos de las sociedades modernas. Un elemento determinante del estilo de vida no saludable, convertido ya en un problema mundial, es la alimentación inadecuada. Y, de forma destacada, el abuso en la ingesta de azúcar.
Después de un largo periodo de consulta pública, la OMS ha lanzado este miércoles sus recomendaciones respecto al consumo de azúcar: no debe aportar más del 10% de las calorías diarias tanto en niños como en adultos. Para una dieta de 2.000 calorías, son unos 50 gramos de azúcar, el equivalente a unas 12 cucharillas de café. La media en Europa occidental ronda los 100 gramos, por lo que la reducción debería de ser de la mitad del consumo medio.
Idealmente, para proporcionar beneficios adicionales para la salud, la cantidad debería quedar por debajo del 5% del aporte calórico (seis cucharadas, 25 gramos). En el caso de los niños, el consejo es no sobrepasar los 37 gramos (para una dieta de 1.750 calorías).
El azúcar incrementa el aporte calórico, quita el hambre y reduce ingesta de alimentos más más ricos en nutrientes, lo que favorece una dieta poco saludable. Tenemos sólidas evidencias de que si mantenemos unos niveles de azúcares libres por debajo del 10% del total de calorías diarias se reduce el riesgo tanto de sobrepeso, como obesidad y caries, ha señalado Francesco Branca, el director del departamento de nutrición para la salud y el desarrollo de la OMS en la presentación del documento.
La epidemia del sobrepeso y la obesidad afecta a unos 2.100 millones de personas en el planeta, casi un tercio de la población mundial. Recientemente, la revista The Lancetdedicó seis artículos a describir el fracaso en la lucha contra esta pandemia, que avanza a un ritmo inaceptablemente lento.
Al hablar de azúcares libres, la organización internacional no solo se refiere a los refinados como el que se añade al café (sucrosa); también alude a la glucosa o la fructosa. Ya sea tanto si se trata de añadidos artificiales en bebidas refrescantes y todo tipo de alimentos procesados como si están de forma natural en zumos de fruta o siropes.
Por ello, no es fácil controlar su consumo. Incluso se puede encontrar escondido en alimentos en los que, aparentemente, no debería estar. La OMS pone el ejemplo del kétchup: una cuchara sopera tiene unos 4 gramos de azúcares. Una lata de refresco azucarado tiene hasta 40 gramos, prácticamente la cantidad recomendada.
El documento repasa las diferencias en el consumo de azúcar por países, una comparación en la que España no sale demasiado bien parada. En Europa, las cifras más moderadas entre la población adulta las tienen países como Hungría o Noruega, con porcentajes que oscilan entre un 7% y un 8% de la aportación total de calorías. España o el Reino Unido alcanzan tasas de entre el 16% y el 17%.
En los menores las cifras son sensiblemente más elevadas. En el rango bajo está Dinamarca, Eslovenia o Suecia (12% de las calorías diarias); en el alto se encuentra Portugal (25%).
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