El encantamiento de serpientes está considerado como un arte antiguo en países como la India, Marruecos, Egipto, o Túnez. La gran mayoría de personas ha oído hablar de ello, o lo ha visto en televisión o en películas como Aladín. Y es que, como los paseos en elefantes o la interacción con cachorros de león, este es un modo de entretenimiento que atrae a muchos turistas.
Podemos pensar que encontrarse con un encantador de serpientes es una gran oportunidad para hacer fotos, pero antes de pulsar el disparador tal vez deberíamos pensar en qué estamos observando exactamente.
Se cree que esta práctica nació como una técnica india utilizada por chamanes y curanderos que querían enseñar sus habilidades de hipnosis con las cobras. Así pues, los curanderos conservaban a las serpientes dentro de un cesto y las dejaban estupefactas mientras tocaban un instrumento (el pungi o el bansuri). Para muchos, era magia.
La realidad es algo distinta. Las serpientes no oyen la música, sino que centran su atención en el propio instrumento, que balancea el hipnotizador de tal manera que los animales siguen el movimiento con el cuerpo.
Ahora que sabemos lo que vemos, vamos a hablar un poco sobre lo que no vemos. Muchos encantadores, aunque no todos, capturan cobras salvajes ellos mismos (esta es, pues, una de las razones principales del declive de ciertas especies), y hacen de ellas sus herramientas de entretenimiento tras arrancarles los colmillos e incluso coserles las bocaspara que nunca puedan morderles. Obviamente, muchas serpientes mueren de hambre tras varios meses de sufrimiento. ¡Pero tranquilos, ansiosos turistas! En cuanto muere una, el encantador puede atrapar a otra, y a otra, y a otra.
Otros encantadores prefieren atar las bocas de las serpientes con cuerdas de plástico, o pegarles la boca de manera que solo puedan sacar la lengua. Aunque éstas no mueren por inanición, sí que obtienen deformidades en la boca.
Además, los animales suelen guardarse en cajas de madera no demasiado grandes, en las que varias especies de serpientes son mezcladas sin tener en cuenta los peligros de depredación, envenenamiento, o canibalismo.
Naturalmente, mucha gente desconoce esta realidad, por lo que toman fotografías y dan propinas a los encantadores sin ninguna clase de remordimiento. Es por eso que, antes de viajar a otro país y participar en actividades con animales, siempre deberíamos informarnos sobre las consecuencias que éstas conllevan.
Para todos aquellos que queráis aseguraros de no ser cómplices de ninguna forma de abuso animal estando en el extranjero, os recomiendo echarle una ojeada a la página de Turismo Responsable de FAADA. ¡Es un básico para todo amante de los animales que disfrute de viajar!