Nuestra casa, el planeta Tierra, agoniza.
Aunque políticos y empresarios minimicen el tema, porque puede traerles perdidas económicas y obligarlos a cambiar el sistema político y económico en el que vivimos centrado en la riqueza y el poder por uno más justo y centrado en los límites planetarios y el respeto a la naturaleza.La triste realidad es que nosotros somos casi los únicos responsables del colapso del ecosistema entero, por lo que nos corresponde remediarlo o lidiar con las consecuencias.
Hace tan solo un rato leía un artículo de la Academia de ciencias de EE. UU., llamado La dependencia de la capacidad energética de los proyectos de hidrogenación y los bosques en el Amazonas.
Resumiendo durante mucho tiempo nuestra brillantez humana, tenía la certeza de que talar a los márgenes de un río era bueno, ya que el caudal de este aumenta, cosa que es cierta, ya que el árbol absorbe parte del agua para sí.
Lo que nuestro gran intelecto, no se había tomado la molestia de cuantificar era cuanta agua se deja de generar por cortar un árbol.
Las plantas, algas y un puñado de bacterias, son los únicos seres productores del planeta, ellos producen su propio alimento, y son en primera instancia el alimento de todos los demás seres vivos en el ecosistema.
En su proceso de producción también renuevan el aire, ya que como casi todos sabemos convierten el CO₂ en oxígeno, pero eso no es lo único que hacen; las grandes extensiones de bosques, generan muchísima humedad que termina formando nubes y por ende lluvia, por esto es que los árboles aparte de comida, refugio y oxígeno, producen lluvia.
En un mundo que se está secando, donde el agua dulce es cada vez más escasa y la que hay muchas veces está contaminada por la acción humana, cortar árboles sin un fin específico y un plan de renuevo, deforestar para cultivo de soja (utilizada para alimentar animales y que la gente pueda comer hamburguesas baratas) o para la construcción de lo que sea; debería tener pena capital.
Pero en este mundo enfermo, donde el progreso y la comodidad de unos pocos, es lo primordial, seguro que muchos aplauden mientras cae el árbol.
Esperemos que las empresas y gobiernos se den cuenta de que el futuro pasa por aumentar los bosques, por tener más árboles y no más centrales hidroeléctricas que no funcionaran si seguimos talando y deja de llover.
Reverdecer el mundo, traerá más comida, más biodiversidad, más estabilidad en los ecosistemas, menos catástrofes naturales, más captación de CO₂ atmosférico, más belleza, menos estrés entre otros sin fin de ventajas.
No es tarea simple, pero si todos nos ponemos a ellos es posible, hacen falta cambios profundos, entender y respetar la naturaleza, rediseñar los procesos productivos humanos y por sobre todo abandonar el sistema consumista imperante que lo único que logra es extracción y depredación de la naturaleza.
Se debe gravar impositivamente las actividades contaminantes para que así puedan tener un costo real del daño ocasionado por ejemplo si una hamburguesa es barata porque la vaca es alimentada con soja, pero para plantar esa soja se deforesta, entonces traslademos el precio de reforestar a la hamburguesa y dejara de ser barata, entonces probablemente la gente comerá menos hamburguesas ven que simple es.
La Tierra esta enferma, pero el poder para curarla reside en nosotros, salgamos y plantemos, plantemos de todo, árboles, arbustos, hortalizas, enredaderas, esta tierra se salva plantando, por el futuro de todas y todos; planta un árbol hoy mismo, que mañana puede ser muy tarde.
Cada árbol que se plante es igual a un aire más limpio, más oxígeno, más agua, más comida, más vida.
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