– David, ¿está la industria textil española preparada para la circularidad?
Totalmente. De hecho, somos líderes internacionales en sostenibilidad. Y es que la industria textil española se ha caracterizado por una gran eficiencia de recursos (agua, mermas, químicos, energía, residuos, etc), lo que nos ha convertido casi sin quererlo en abanderados del tema. Además, la legislación europea es la más exigente en estas cuestiones, por lo que no solo cumplimos, si no que contamos con certificados que nos avalan.
El gran problema de toda esta transición legislativa es la coherencia de la legislación. Y, por supuesto, que el control de mercados permita capitalizar la inversión realizada para cumplirla.
En España somos líderes internacionales en sostenibilidad
– Vamos por partes. ¿Qué quieres decir con coherencia legislativa?
El Reglamento Europeo de Diseño Ecológico marca una serie de requisitos que deberán cumplir los nuevos productos, también los textiles, como incorporar un porcentaje de materias recicladas o ciertos criterios de ecodiseño que pasan por prendas monomaterial, etc. Pero la sostenibilidad de un producto textil es mucho más compleja y depende de la categoría de producto y del uso que se le vaya a dar.
– ¿Un ejemplo que podamos entender?
La ropa técnica laboral o incluso la deportiva son ejemplos muy ilustrativos. Para que sea ropa duradera y cumpla los requisitos técnicos por los que ha sido ideada, a menudo debe de renunciar al monomaterial y a las materias primas recicladas. Dos prácticas vistas como poco circulares pero que en realidad incrementarán su durabilidad y su eficiencia. Si dicotomías como éstas no se explican bien, la propia legislación puede convertirse en una herramienta de greenwashing.
La propia legislación puede convertirse en una herramienta de greenwashing.
– ¿Y cómo puede ser la legislación más coherente?
Se deberá, que de hecho ya se está haciendo, estudiar el sector textil con mucho detalle y tener en cuenta toda su casuística. Habría que analizar cada categoría de producto por separado y cada material. Y marcar unos requisitos distintos para cada uno de ellos.
Pero no solo se trata de legislación, sino de educación ciudadana.
Retomando el ejemplo anterior. Mucha ropa ideada para practicar deporte está siendo usada para el día a día y sometida a muchos más lavados de lo que estaba pensado. Todo ello genera el desgaste inadecuado de un material que ha implicado muchos recursos naturales. Y en algunos casos, además, supone el desprendimiento de muchos microplásticos. La prenda había sido confeccionada para la sostenibilidad, pero su uso no es adecuado.
No solo se trata de legislación, sino de educación ciudadana.
– Tenemos poca cultura textil.
Muy poca. Y es una lástima, sobre todo porque muchas regiones de España están muy ligadas al textil, pero la cultura en esta área se ha perdido. Es muy poca la gente que conoce los procesos que se esconden detrás de una simple camiseta, y ello dificulta mucho tanto la compra de ropa como su posterior cuidado en casa. Cerca de los industriales textiles hay más conocimiento de cómo se hace un hilo, cómo se teje y cómo se tinta, con ese conocimiento es más fácil entender la sostenibilidad sectorial.
– ¿Cómo se puede ayudar al consumidor a hacerlo mejor?
Educando desde la escuela, por ejemplo. De hecho, una de las labores de Texfor es la formación y la divulgación, en escuelas, con cursos especializados y con la atención a medios de comunicación. Un proyecto muy interesante fue Erasmus + Ecotex, desde el que se formaron más de 5.550 personas.
– Y la propia industria, ¿puede de alguna manera influir en el comportamiento del usuario final?
En realidad ya lo hace, dando ejemplo, que a veces no es lo más mediático pero sí lo más efectivo. La obsesión de los industriales españoles es ofrecer la máxima calidad y durabilidad con la mayor eficiencia energética, de agua, de química, etc. Por principios, por reputación, por legislación y por competitividad económica.
Otra cosa es formar al usuario en el uso de la prenda. Eso ya es más complicado, puesto que la industria no está en contacto directo con la ciudadanía, y los escasos recursos que invierten en comunicación se destinan a relacionarse con las marcas, que son sus clientes directos. Supongo que deberán ser las marcas quienes fomenten estas buenas prácticas a través de sus comunicaciones con el consumidor.
Deberán ser las marcas quienes fomenten estas buenas prácticas a través de sus comunicaciones con el consumidor.
– ¿El Pasaporte Digital de Producto puede ser una buena herramienta?
Naturalmente que ayudará mucho, sobre todo a que las personas consumidoras con cierto interés accedan fácilmente a información muy útil. El reto es llegar a las que no muestran tanto interés.
– Francia ha anunciado el lanzamiento de “ecoscore”, una etiqueta que persigue simplificar estos mensajes.
Sí, se trata de un semáforo parecido al de la certificación energética que identifica visualmente la huella ambiental del producto textil. Es muy interesante y toda ayuda será bienvenida, pero siempre sin olvidar que la sostenibilidad y la circularidad de una prenda no se limitan a la huella ambiental. El uso que se haga en casa y el fin de vida que se les de, son claves.
En los mercados del sur de Europa el semáforo, todavía, es el precio, aunque creo que hay una tendencia clara hacia el “menos es más”.
La sostenibilidad y la circularidad de una prenda no se limitan a la huella ambiental. El uso que se haga en casa y el fin de vida que se les de, son claves.
– Al principio de la entrevista apuntabas que otro de los grandes retos de la transición legislativa hacia la circularidad es el control de mercados y el ser competitivos en ellos. ¿Qué significa?
La legislación europea aplica a todos los productos que se quieran comercializar dentro de Europa.Y aquí lo complicado será controlar aquellas producciones que vienen de fuera. Actualmente el control de aduanas es complejo de gestionar, lo deja patente el proyecto REACH 4 textiles (*).
El miedo del sector industrial español y europeo es la divergencia entre lo que se legisla y lo que se puede controlar, y el dumping ambiental y social, ya que se están realizando fuertes inversiones para adaptarse a la normativa e incrementar todavía más esta circularidad y la dificultad es que el mercado valore esta excelencia.
Estamos en una situación muy compleja en Europa de falta de competitividad por esa falta de reconocimiento de variables ambientales (descarbonización, eficiencia en agua y manejo y gestión de químicos, evitar química peligrosa, etc.). Todo ello son recursos, y ni siquiera las administraciones públicas que legislan aplican la coherencia de sus normas para las compras.
El miedo del sector industrial español y europeo es la divergencia entre lo que se legisla y lo que se puede controlar.
– En este sentido, ¿qué estrategias están implementando los industriales españoles para minimizar la generación de residuos y promover el reciclaje en toda la cadena de suministro?
Como te comentaba, es algo que se viene haciendo desde siempre, como las hilaturas que solo trabajan con hilos regenerados, que no solo aprovechan la materia prima si no también el tintado original. También hay quienes ya han empezado a trabajar con colorantes biobasados que sustituyen a la química más convencional. Y, obviamente, muchas fábricas están avanzando muy rápidamente hacia la descarbonización, a través de placas fotovoltaicas y reaprovechamiento prácticamente al 100% del agua y mejorar la gestión de los residuos sólidos a través de simbiosis industrial.
Recientemente en Texfor hemos impartido una formación específica sobre reciclado textil, analizando casos de éxito y las tecnologías más punteras que se están usando en la actualidad y las posibilidades de innovación a corto y medio plazo y tenemos actividades en temas de descarbonización, química, etc.
– ¿Y está la industria apostando también por nuevos modelos de negocio basados en la circularidad?
Lo llevan en el ADN por competitividad. Ahora mismo están inmersos en la digitalización y en ser punteros en industria 4.0 y además colaborando entre ellos y con alianzas muy interesantes con startups creadas por este fin, como Recovo, que da salida a tejidos que han quedado descatalogados, o con empresas como Circoolar o Deleite Wear, que fomentan la servitización del textil o empresas que buscan simbiosis industrial, nuevas aplicaciones para el residuo, como el caso de Insertega o incluso Moda-Re.
(*) REACH 4 textiles es un programa de Euratex que promueve una vigilancia del mercado de productos textiles justa y efectiva con el objetivo de, entre otros, mantener los productos que no cumplen con las normas fuera del mercado único europeo.
Este artículo forma parte de un espacio de debate impulsado por Girbau LAB y So Good So Cute que persigue generar reflexión y aportar luz a aspectos esenciales de la circularidad en la industria textil.
Girbau LAB es un espacio de innovación colaborativa creado para generar valor a través de la innovación. Girbau LAB identifica y trabaja con los entornos más avanzados e innovadores a nivel global para recoger y desarrollar todas aquellas iniciativas, ideas, soluciones y tecnologías de interés que pueden contribuir a transformar la industria y aportar valor a la sociedad. + info.