Imagen: Organicus
Las que ya han aprendido a vivir con lo mínimo destacan que el desafío les ha servido para diferenciar lo realmente necesario de lo superfluo, entender y reconsiderar sus hábitos de consumo, así como para apreciar la calidad de las prendas: escoger poca ropa implica lavarla más a menudo, por lo que claramente verás en qué marcas vale la pena invertir y en cuáles no.
Imagen vía Northern delight
Personalmente, la idea de simplificar mi armario y mi vida con ello me atrae muchísimo. Además, siento vergüenza al reconocer que tengo bastante más de 33 prendas dentro de mi ropero. A veces hasta achucho la ropa para que quepa más de lo físicamente permitido. Aunque cada temporada vacío el armario y dono lo que no utilizo, por algún extraño motivo me sigue costando no llenar la famosa caja titulada "para estar por casa", como si fuera yo una ermitaña, anclada en las cuatro paredes de su hogar. Por no hablar de la caja "por si acaso"... En definitiva, un excesivo consumismo del que también me cuesta salir, pero no por ello ceso en mi empeño. Por eso, creo que este año voy a incluir este reto dentro de los propósitos para el 2015. Si logro convencerme, os narraré el proceso.
P.S. Por si os interesa, existen otros movimientos basados en el mismo concepto de simplicidad como the 10-piece capsule, the five-piece French wardrobe o the tiny closet