Imagen: Organicus
La técnica en sí radica en limpiarse la piel del rostro con una mezcla de aceites vegetales, literalmente, reemplazando así el uso del jabón, de la leche limpiadora o similar. Basta con masajear la piel de la cara con una solución oleosa para arrastrar la suciedad y dejarla actuar entre uno y treinta minutos. Seguidamente, hay que sumergir un paño en agua caliente y dejarlo sobre la tez hasta que este se enfríe, para abrir los poros y limpiar después el exceso de aceite. Eso es todo, sin más. Y es que si nos basamos en el principio químico de que el aceite - en este caso la mezcla de sebo y suciedad de los poros - se disuelve en aceite - los aceites vegetales que utilicemos - esto tendría bastante sentido.
Y te estarás preguntado "¿aceite en la cara? ¿Pero esto sirve para cualquier tipo de piel?" Pues la teoría dice que sí. Una de las características principales del cutis seco es una producción insuficiente de sebo. Por lo tanto, parece bastante obvio que un aporte extra de "grasa" de la mano de un aceite vegetal, contribuiría, no sólo a limpiar, sino además a restaurar la barrera protectora que ejerce la piel. En cuanto a las pieles grasas, se argumenta que el exceso de sebo que genera este prototipo cutáneo es en respuesta a una limpieza excesiva; es decir, al limpiar continuamente la piel con jabones u otros productos para retirar el exceso de grasa, provocamos un efecto rebote, haciendo que la piel genere más sebo para protegerse. Así pues, en base a esto, limpiar el rostro con aceite podría tener cierto efecto seborregulador.
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¿Mi opinión? Precaución. No dudo de que el método pueda servir, pero cada persona es un mundo aparte. Personalmente, pienso que la piel seca tiene las de ganar; en la grasa, puede tener sentido que una limpieza abrasiva genere más sebo, pero también hay otros factores, hormonales por ejemplo, que no se pueden regular con una mezcla de aceites. Y si sufrís de acné yo no me la jugaría? Si queréis probarlo, empezad preparando poco producto y utilizadlo durante una semana, tiempo suficiente para observar la aparición de espinillas o quistes de grasa. Si veis que os va bien, pues adelante. Y otra cosa más: la elección del tipo de aceite es clave, y sea cual sea vuestro prototipo de cutis, me decantaría por aceites no comedogénicos. El rey de este método parece ser el aceite de ricino, pero a mí, por ejemplo, no me ha funcionado, por lo que ahora estoy probando con aceite de argán. Aunque yo no lo utilizo todas las noches. Otro día os dejo alguna combinación para cada tipo de piel por si queréis probar, pero antes contadme, ¿conocíais este método?