Por más extraño que nos parezca son nuestras viviendas donde habitamos uno de los principales focos de emisiones de CO2 en el medioambiente y uno de los principales factores del gasto energético global, por simple matemáticas hay miles de millones de casas y edificios y muchísimas menos fabricas por ejemplo.
Por ello, desde el año 2013, en Europa se obliga a todos las viviendas, oficinas o locales que se vendían o se alquilaban a informar de cuánto consumían energéticamente esos inmuebles mediante el certificado de eficiencia energética o certificado energético.
Cómo funciona el certificado energético
Este muestra cuál es el consumo energético que tiene la vivienda en lo que se refiere a electricidad, gas y otros servicios asociados. Además, sirve para que los futuros propietarios o inquilinos del inmueble tengan una referencia del coste de los que deben pagar al residir en la vivienda.El documento contempla todos los aspectos de la vivienda para evaluarla y calificarla y así obtener la etiqueta energética. En esta se encuentran los datos recogidos mediante una escala, que va desde el nivel A, el más eficiente; hasta el nivel G, el menos eficiente, junto a una serie de colores identificativos de los mismos, donde la A corresponde al verde más oscuro y la G al rojo y nos da detalles del consumo energético que tiene la vivienda con respecto a los servicios asociados.
¿Cómo hacer el trámite del certificado energético?
Para conseguir este certificado, el propietario debe realizar una solicitud formal, mediante una empresa o arquitecto, ingeniero o técnico autorizado para dicho fin. El usuario es quien decide quien lo realiza, y no hay precio o tarifa fija, por lo que cada técnico o empresa decide lo que cobra. El servicio no está regulado por ninguna institución, cosa que creo debería cambiar; el técnico es quien se encarga de recopilar información de la vivienda (muros, ventanas, aire acondicionado, calefacción, orientación y dimensión, entre otras).Una vez relevados los datos se realiza la estimación y se otorga una letra en la escala, por último se realiza el registro ante el organismo competente para que se vuelva válido.
Para el propietario del inmueble, el certificado energético le servirá para saber la eficiencia y así usar este dato para valorizar su propiedad o mejorar la eficiencia para recertificar y aumentar el valor de la misma, por ejemplo.
Para quien compra o arrienda es una información muy útil, ya que podrá calcular los costes de los servicios y también saber si le hará falta hacer mejoras o no en la eficiencia energética de la vivienda.
La norma actual exige que todos los edificios existentes, cuando se vendan o se arrienden, dispongan de un certificado de eficiencia energética. Por ello, resulta obligatorio disponer de dicho certificado (el notario te lo pedirá) antes de proceder a realizar la venta o contrato de arrendamiento correspondiente. Existen otros supuestos en el que es obligatorio el certificado de eficiencia energética (aunque no se quiera ni vender ni alquilar el inmueble): edificios de nueva construcción, inmuebles con determinados usos de más de 500 m2, inmuebles de más de 250 m2 pertenecientes u ocupados por una Administración Pública, inmuebles en los que se realicen reformas o ampliaciones en algunos supuestos determinados y edificios que tengan que realizar una Inspección Técnica del Edificio.
Esta norma tiene como finalidad favorecer la alta eficiencia energética e inversiones en ahorro de energía.
Algo fundamental para que podamos gastar menos energía en nuestros hogares y poder hacer la transición energética hacia las fuentes más verdes y limpias que tanto necesitamos.
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