El término se le atribuye al economista Keynes y también es conocido como “paradoja de la austeridad”.
Este fenómeno se puede explicar de manera muy sencilla.
Los ingresos de cada persona pueden tener dos únicos destinos:
Gasto
AhorroEn esta sociedad en que vivimos, el consumo y el ahorro son necesarios. Si aumenta uno, el otro disminuye. Cuando ahorramos más, gastamos menos, y esto hace que se reduzcan nuestros ingresos, al bajar la productividad.
Ahí la paradoja (teniendo en cuenta términos absolutos): un mayor ahorro, conlleva un menor consumo, baja la demanda y la producción, bajando también el crecimiento económico, y esto se transforma en un menor ahorro.
Cabe añadir dos cosas:
A largo plazo, el ahorro favorece la economía, ya que el ahorro se convierte en inversión y favorece al desarrollo.
El gasto incrementa el crecimiento económico del país en la medida en que se consumen productos propios.
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