La respuesta, aviso, no va a gustar a los románticos y románticas. Y es que según Oliver Wyman, parece que la venta online se impone como la más sostenible en todos los países y con todos los productos. Pero creo que el estudio tiene truco. Por ello te invito a leer hasta al final.
Pero antes, vamos a ver lo que dice el informe.
Para hacer este estudio se ha tomado en cuenta todo el trayecto: desde la fábrica en la que se ha creado el producto hasta el domicilio de la persona que lo ha comprado, e incluye factores como el transporte logístico y del consumidor, el embalaje, el consumo energético de los edificios e incluso la media de devoluciones.
En términos generales, parece que “el comercio offlline no alimentario causa entre 1,5 y 2,9 veces más de CO2e que el e-commerce”. Esto, si lo traducimos a gramos de CO2, significa que actualmente cada compra en una tienda física supone 4.052 gramos de CO2 mientras que la compra en una tienda online supone solo 879 gramos de CO2.
Por países, parece ser que Francia tiene el menor impacto absoluto (400 g de CO2e para el comercio electrónico y 600 g de CO2e para el comercio físico) y Alemania tiene el mayor impacto (1.000 g de CO2e para el e-commerce y 3.000 g de CO2e para el comercio físico), debido a que las emisiones de Alemania por unidad de producción de energía son 14 veces superiores a las de Francia.
Las diferencias entre categorías de productos se deben fundamentalmente a la productividad de las tiendas, la distancia de los desplazamientos hasta la tienda, los índices de devolución y el peso de los embalajes. Y teniendo en cuenta todo ello, la que sale más malparada es la ropa en tienda física, sobre todo debido al impacto que genera el local, que debe contar con el espacio y condiciones energéticas necesarias para la exposición y el probado de los productos. Y es que, por ejemplo, comprar un libro en una tienda física produce, de media, 1,6 veces más de emisiones que cuando se compra online. En cambio, si se trata de una prenda de vestir, la venta física supone un 2,9 más de emisiones que la venta online.
Un elemento interesante a tener en cuenta en estos cálculos es el tráfico que genera cada uno de estos sistemas de venta y el CO2 que esto supone. En este sentido, los envíos del e-commerce a los consumidores generan el 0,5% del tráfico total en las zonas urbanas mientras que el el comercio físico genera el 11%. Esto significa, tal y como se afirma en el estudio, que una forma directa y muy fácil de reducir el impacto de CO2, “sería trasladar los centros logísticos (almacenes y, sobre todo, estaciones de entrega) más cerca del centro de las ciudades para reducir el transporte fragmentado de la última milla”.
Pero lo que no dice el informe, y es a donde yo quería llegar, es que todavía reduciríamos mucho más esta huella de CO2 si nos acostumbráramos a producir (y comprar) de manera local.
Y es que según el estudio, “enviar un producto comprado online directamente por vía aérea desde un centro de distribución en Asia causa 25 veces más de emisiones de CO2e que si se envía desde un gran almacén ubicado en la Unión Europea que recibe los productos por vía marítima, antes de enviárselos al consumidor final por carretera”. Es decir, el comercio online tiene un impacto ambiental mucho menor cuando se envían los productos por vía marítima en grandes volúmenes y se almacenan luego, antes de la compra, en un punto cercano al cliente.
Imaginaros entonces lo que supondría de ahorro evitarnos directamente el transporte (ya sea marítimo o aéreo) desde Asia. Desafortunadamente, he sido incapaz de encontrar este dato en el estudio. Seguramente porque quien lo ha encargado a Oliver Wyman es Amazon, que pese a también distribuir productos locales, basa su modelo de negocio en la venta de productos de cualquier rincón del mundo a cualquier rincón del mundo. Y cuanto más económicos, mejor.
Así, y aunque es interesante conocer los datos de este estudio para ver cómo podemos mejorar procesos y procedimientos en la cadena de distribución, os invito a comprar de manera online o física, según vuestros gustos y necesidades. Pero, sobre todo, sobre todo, a priorizar la producción local, ya que además de reducir el impacto (negativo) ambiental, generaréis un mayor impacto (positivo) económico y social.
Acceso al estudio completo ¿Es el e-commerce bueno para Europa?, de Oliver Wyman para Amazon.