Los conservantes son sustancias que se usan como “aditivos” en los alimentos, y se añaden fundamentalmente para frenar el deterioro de estos.
Hay dos tipos de conservantes: unos son de origen natural y otros de origen artificial, aunque todo tipo de conservantes tiene un límite máximo establecido.
Los conservantes básicamente actúan como bactericidas para impedir que los alimentos se deterioren y estén en condiciones para su consumo, pero también actúan como saborizantes (mejorar o alterar el sabor del alimento) o colorantes (mejorar o alterar la imagen del alimento)
Pequeña clasificación en relación a la toxicidad de estos aditivos:
Químicos inocuos (según dosis y límites establecidos): etanol, ácido láctico, ácido tartárico, ácido cítrico, glicerina, especias…
Químicos de inocuidad dudosa (no hay consenso universal en cuanto al grado de toxicidad de sus componentes): Nitrocompuestos (presentes en embutidos y productos cárnicos), Anhídrido sulfuroso (refrescos), ácido benzoico, ácido sórbico, sales…
Químicos tóxicos: Su uso en alimentación está prohibido. Amoniacos, ácido bórico, mercurio…
Químicos de dudosa toxicidad: Antibiotícos en productos animales, antioxidantes de origen natural y de origen sintético.
INCONVENIENTES DE USAR CONSERVANTES
Algunos estudios han demostrado que los efectos que producen a largo plazo en nuestro cuerpo pueden causar enfermedades crónicas.
Dependiendo del tipo y la cantidad usada, podrían ser cancerígenos, mutagénicos, producir enfermedades, alterar el metabolismo, producir enfermedades respiratorias, agravar síntomas de enfermedades ya existentes…
Enlace a Wikipedia con el listado completo.
Listado con índice de peligrosidad en Ecocosas.
Más información en Eufic.
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