Crédito: Morgan Elliot.
Monsanto está desarrollando una tecnología antiedad para las flores con el uso de una técnica genética que nutre las plantas cortadas con el agua del jarrón.
La empresa de biotecnología de San Luis (EEUU), conocida por su maíz y soja transgénicos y por ser el objetivo de los activistas antiOMG (organismo modificado genéticamente), reveló en una solicitud de patente para una nueva manera de impedir que las rosas, los claveles y las petunias se marchiten.
Eso podría ayudar a que las flores lleguen hasta los supermercados, floristerías y funerarias justo cuando estén a punto de floración. Los intentos por hacer esto ahora representan una pesadilla para la industria de las flores cortadas, que depende de aviones, tanques de gas antiedad y tóxicos productos quimicos para lograrlo.
A nivel global, las exportaciones de flores cortadas, bulbos y plantas vivas alcanzaron los 20.000 millones de dólares (unos 19.800 millones de euros) en 2013, con Holanda, Ecuador y Colombia como los exportadores más prolíficos, según un informe de Rabobank. El 80% de las flores vendidas en Estados Unidos son importadas.
Aunque las flores podrían representar sólo una apostilla en las grandes líneas de producto de Monsanto como el herbicida RoundUp, el esfuerzo de flores cortadas ofrece un vistazo a los intentos de la empresa por desarrollar alteraciones genéticas temporalesaplicadas mediante la aplicación aerosol, un progama llamado BioDirect.
A diferencia de un OMG o una planta cuyo genoma haya sido alterado de forma permanente, el nuevo enfoque incluye la modificación temporal de genes específicos de planta al rociarla con moléculas genéticas llamadas ARN, o alimentando las raíces de las plantas objetivas con las moléculas.
Los científicos de Monsanto Jill Deikman y Nicholas Wagner llevan dos años intentando emplear ARN que altere la capacidad de las flores cortadas de producir etileno, un gas inoloro conocido por los científicos de plantas como "la hormona del envejecimiento".
Este gas a veces es empleado comercialmente para acelerar la maduración de fruta recolectada en un estado inmaduro, como tomates y plátanos. El etileno también es lo que provoca que las manzanas se pudran y que la flor de un rosal se marchite y se caiga del tallo.
Monsanto afirma en su solicitud de patente que ha gozado de alguna medida de éxito a la hora de bloquear la hormona al dopar el agua del jarrón con ARN diseñado para bloquear la producción de etileno. Las flores fueron clasificadas al cabo de dos semanas: "apertura ideal", "pétalos ligeramente enrollados" o "totalmente desecada".
El concepto del ARN podría resultar enormemente importante si Monsanto logra embotellar moléculas que consigan que las plantas florezcan a demanda o realicen otras hazañas. Monsanto también está probando aerosoloes génicos capaces de matar insectos como las hormigas coloradas y los alticinos. Un portavoz de Monsanto dijo que el esfuerzo floral de la empresa representa "un trabajo de detección temprana por equipos que han intentado identificar nuevas aplicaciones agrícolas para el ARN".
Si la tecnología funciona y logra integrarse en la cadena de suministro, "satisfará una necesidad real de la industria de las flores", afirma la científica de la Universidad de Cardiff (Reino Unido) Hilary Rogers, que estudia el estrés de las plantas. Dice que la industria se enfrenta a enormes retos para lidiar con "una cosecha muy perecedera".
Rogers asegura que a la industria de las flores le vendrían bien nuevas ideas para reducir los desperdicios. Los ocultos costes medioambientales de las flores para el Día de la Madre, como el envío de flores por todo el mundo en avión, lleva a algunos críticos a afirmar cada año que no merece la pena comprar flores.
Fuente: Technology review