El otro día me escribía una señora para “proponerme”, más bien imponerme, que adaptase su forma de vida a la mía. Me daba una serie de recomendaciones para que implementase en mi día a día y así ser más respetuosa con el medio ambiente. Algunas eran muy buenas, como por ejemplo dejar de utilizar detergentes; otras sin embargo eran una locura, como dejar de vacunarse o de echarle sal a la comida, porque según su criterio estábamos contaminado las aguas con eso. Bueno, además pude ver unas cuantas aberraciones machistas en su blog, pero eso no viene al caso
Yo, con todos mis respetos, le comenté que hacía distintas cosas para ser más sostenible y que cada uno debe de ver por sí mismo qué es lo que debe y está dispuesto a hacer. No supo aceptarlo. No solo eso, se enfureció conmigo y en fin, me dijo muchas cosas feas y me dio una valoración pésima en mi Fan Page.
Esto es solo una anécdota, pero la verdad es que me ha hecho reflexionar
¿Somos unos tiranos de nuestras creencias?
Nos creemos poseedores de la verdad absoluta y la defendemos a capa y espada. Que nadie se interponga con sus propias creencias contrarias a las nuestras, porque le tacharemos de necio, de farsante o de ser el mismo diablo.
Porque tenemos razón y lo sabemos, entonces, ¿cómo los demás pueden estar tan ciegos que no lo ven?
Pienso que con el tema de la vida sostenible y el cuidado del medio ambiente, pasa un poco esto Veo todos los días como se desmerece el esfuerzo que hacen algunos y la comparación siempre es una mala amiga. Puedes esforzarte por consumir menos, disminuir tus residuos, alimentarte mejor o lo que sea, pero siempre habrá alguien que lleve delantera y que crea que no haces suficiente o no haces lo correcto. ¿Y qué es lo correcto?
La única verdad es que no hay verdad absoluta. Aunque nos empeñemos en tener la razón, cada uno es una suma de circunstancias y ganaríamos mucho si en vez de recriminarnos que uno come carne y el otro no recicla los yogures, nos pusiésemos a hacer cosas en conjunto para mejorar la situación.
Ya. Pero yo no soy así
Y eso es mentira y lo sabes. ¿Cuándo fue la última vez que miraste mal a alguien porque estaba haciendo algo que tú consideras malo? ¿Quién nos ha dado autoridad para decidir lo que es malo o bueno?
Hace unos años el tabaco era bueno para calmar los nervios, ahora es una lacra social y causante de todas las maldades que nos suceden en el cuerpo. Hace unos pocos años menos, los móviles nos causaban cáncer y ahora no hay pruebas de ello así que estamos tranquilos. Hoy, reciclar parece que va a salvar el planeta (bueno, a nosotros, el planeta está bien), pero hay quien alza la voz y dice que reciclar es una mierda. ¿Quién tiene la razón? ¿Y quién tiene derecho a imponer su criterio a los demás?
Yo solo pretendo
Que nos paremos a pensar antes de alzar el puño o criticar. Antes de endemoniar a alguien con el que no estamos de acuerdo. Porque, llámame ilusa, pero sigo pensando que hablando se entiende la gente. Eso sí, necesitamos saber escuchar y respetar.
Así que dejemos de ser unos tiranos ecologistas, ambientalistas o como le quieras llamar y busquemos la mejor forma de hablar, de educar y sepamos comprender a los demás. Es la única manera que existe para que hagamos del mundo un sitio mejor y para que, en definitiva, nos salvemos el culo en lugar de destrozar el ecosistema en el que vivimos.
Hasta aquí mi reflexión, ya no te doy más la vara, pero te invito a que compartas tu opinión en los comentarios :)
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