Por si el mensaje no era lo bastante gráfico, recalcaba: “Dentro de el horror que es Siria, Al-Yarmouk es el círculo más profundo del infierno”.
#Yarmouk, como se le conoce en las redes sociales, es un campo de refugiado en Palestina, ubicado en Siria, a las afueras de Damasco.
Hace cuatro años, 160.000 personas lo habitaban. De ellas sólo quedan 18.000.
Y es que la ya de por sí penosa situación, se ha intensificado desde el pasado 1 de Abril, cuando extremistas del Estado Islámico (ISIS) atacaron el campo. Han tomado el control de gran parte del mismo. Las zonas restantes, sufres la represión de otros grupos internos. Fuera del campo, el Gobierno Sirio les acecha.
Desde entonces, no ha entrado ningún tipo de ayuda humanitaria a los civiles refugiados; ni comida, ni medicamentos.
El hambre y la desnutrición se han convertido en un arma de destrucción masiva, y enfermedades como la polio están arrasando la población.
3.500 niños están siendo utilizados como escudos humanos.
El secretario general de las Naciones Unidas, hacía un llamamiento internacional ante lo que considera”una prueba épica para la determinación de la comunidad internacional”
“Es el momento de una acción concertada para salvar vidas y restaurar un mínimo de humanidad“, dijo Ban, que insistió en que el mundo “no puede quedarse a un lado y ver cómo se desarrolla una masacre”.