Revisar las redes sociales forma parte de nuestra rutina diaria, como cepillarnos los dientes, bañarnos y comer. Muchos (y me incluyo) es lo primero que hacemos cuando abrimos los ojos y lo último que dejamos de hacer antes de acostarnos. Para finales del 2017 Facebook contaba con 2.2 billones, Instagram con 880 millones y Twitter con 330 millones usuarios activos; y estos números siguen en aumento.
Las redes sociales y el Internet en general, han traído múltiples beneficios. En mi caso, me acerca a mis seres queridos que se encuentran regados por todo el mundo. Somos una generación afortunada, hace no muchos años era inimaginable pensar que con un solo click podrías hacer una video-llamada y compartir con otros experiencias del día a día. Además de acortar las fronteras, es una puerta directa al conocimiento; tenemos a la disposición muchísima información y esta crece en tiempo real. En general, son una fuente de comunicación, conocimiento y entretenimiento. A mi me han permitido conocer y conectar con persona de muchos países y culturas sin haber salido de mi casa.
Pero a su vez, tiene otra cara no tan bonita. Este tema lo venido reflexionado hace un tiempo y es del que hoy quiero hablar. Más allá de cuestionarnos cuántas horas de nuestro día destinamos a las redes sociales (donde sería la primera culpable); la pregunta que he querido responderme es ¿Cómo puedo mantener una relación sana con las redes sociales?
Consciente o inconscientemente, todos hemos pasado por momentos en donde las redes sociales se han convertido en una plataforma un poco tóxica, ya sea porque nos quitan mucho tiempo, nos distraen de lo que en realidad tenemos que hacer o porque -sin tenerlo muy claro a veces hacen sentir un poco mal. Si eres consciente de todo esto, es un gran avance. Si, por el contrario, cada vez que revisas Facebook o Instagram te invade una sensación de tristeza te invito a seguir leyendo.
Un podcast en particular me hizo encajar las piezas de lo que venía pensado. En el episodio “Prison of Our Own Making” de Hidden Brain se exponen los extremos de las interacciones sociales, desde las consecuencias de la extrema conexión al alto costo de estar en confinamiento solitario. Rescato y comparto del podcast la teoría de que mientras más compartimos en redes sociales más desconectados estamos de la vida real. No solo por el tiempo que esto involucra sino porque seguramente intentamos compartimos la mejor versión de nosotros mismos (como es lo “normal”), pero muchas veces no es ni verdadera; porque mostrarnos tal cual somos, con inseguridades y problemas no es socialmente aceptable. Mostrarnos tal y como somos, en las buenas y en las malas, podría decirse que nos hace ver débiles y vulnerables.
Para muchos, las redes sociales realzan inseguridades porque suelen comparar sus vidas con aquellas que ven a través de la pantalla, pero lo que no se aprecia en las fotos bonitas, es que esas personas tienen problemas e inseguridades también. Usar las redes sociales para auto-convencernos de algo y buscar validación de los demás nos aleja de la felicidad y de sentirnos contentos y a gusto con nosotros mismo. El hábito humano de sobreestimar la felicidad de otras personas no es nada nuevo, por supuesto. Montesquieu decía “Si sólo quisiéramos ser felices sería fácil; pero queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad”.
Una frase que intento recordar cada vez que estos pensamientos de comparación pasan por mi mente es “the grass is always greener on the other side” (la grama es más verde del otro lado) porque muestra lo ingenuos que podemos llegar ser, de pensar que otros tienen una vida mejor y son más felices, por lo que percibimos a través de una pantalla. Parte de este problema, es el no apreciar lo que tenemos a nuestro alrededor, querer “la realidad” del otro y no valorar nuestro entorno, lo que hemos trabajo por ello y las cosas buenas que pasan en nuestro día a día.
Para aquellos conscientes que saben que la grama no es más verde del otro lado, lo que ocurre es que, no piensas que otros son más felices que tu, pero necesitas probarte a ti mismo una y otra vez que eres igual de feliz y esta constante comparación social te hace sentir menos feliz. Esa constante “ansiedad de presentación” de mostrar continuamente lo mejor de lo que nos pasa, hace que nos sintamos alienados de nosotros mismos. El acto de comparación te saca de la realidad y te desconecta del momento. La teoría de la comparación social (1954), del psicólogo Leon Festinger, se basa en la creencia de que los individuos tienen un impulso innato de evaluarse a sí mismo, mediante la comparación con otros con el fin de reducir la incertidumbre en esos ámbitos, y aprender a definirse a uno mismo.
Muchos estudios muestran que las personas que utilizan redes sociales tienden a compararse con otros más seguidos y se juzgan sobre si son mejores o peores, más felices o más infelices que los demás, que aquellos que no utilizan estas plataformas. Así mismo, muchos estudios han mostrado que no es que las personas piensen que otros tienen una mejor vida, porque saben que las personas tienden a mostrar solo lo positivo y dejan de compartir las cosas tristes o negativas, pero es el hecho de probarnos y auto convencernos una y otra vez lo que nos hace menos felices.
Aunque sabía las implicaciones negativas de la redes sociales, no era consciente de esta “necesidad inconsciente” de probarme a mi misma lo feliz que soy. Lo importante es estar atento y en el segundo que notes que te comparas con otros o necesitas autoconvencerte de tu propia felicidad tomes cartas en el asunto. Te voy a dejar a continuación algunas ideas que yo he aplicado en mi vida, y para ser sincera si me siento más feliz, más enfocada y alineada con como quiero vivir mi vida.
Intenta limitar el tiempo que dedicas a las redes sociales. Como de todas formas me quiero sentir informada, activo las notificaciones de mis cuentas favoritas.
Sigue cuentas que te inspiren a ser una mejor persona y que estén en sintonía con tus creencias y valores. No pierdas tiempo ni energía siguiendo a personas que no te aportan nada.
Comparte contenido te que haga feliz y sé honesto contigo mismo. Cuando compartes fotos “felices” cuando no lo estás realmente, solo te estas engañando a ti mismo.
Escribe todos los días, al menos una cosa por la que estás agradecido.
Visualiza la persona que quieres ser y trata de alinear tu persona con tu propósito, cuando tienes metas y objetivos claros y trabajas por ello, el ruido y la distracción son ignorados.
Organizarte e invierte tiempo en actividades/proyectos que te hagan feliz.
Intenta compartir más en el mundo real, quedar por un café, salir a un parque, la playa, etc.
Trata de identificar los momentos donde te comparas con otros, para que poco a poco, puedas cambiar tu forma de pensar. No es fácil ni ocurrirá de la noche a la mañana, pero si comienzas por darte cuenta de estos pensamientos es un gran paso.
Me encantaría conocer tu opinión sobre este tema. Comparte los tips que tú aplicas para mantener una sana relación con las redes sociales. Nos vemos en los comentarios.