Hace poco más o menos un mes, publicábamos en el blog de Gretur Viajes un artículo dedicado a la Capital Verde Europea 2016: la bella Liubliana. Como ese texto tuvo tan buena repercusión entre los seguidores de nuestras redes sociales, hoy repetimos experiencia y volvemos a fijar nuestra mirada virtual en otra de esas Capitales Verdes que se han ganado a pulso el galardón que otorga la Comisión Europea desde el año 2010, la eco ciudad británica que se llevó el premio en el 2015, la vibrante ciudad de Bristol.
Bristol, Premio Capital Verde Europea 2015.
A la edición del galardón verde del 2015 concurrieron ocho países, de ellos cuatro superaron las diversas fases de selección y quedaron finalistas: Glasgow (Escocia), Bruselas (Bélgica), Liubliana (Eslovenia) y la flamante ganadora y protagonista del artículo de hoy del blog de Gretur Viajes: Bristol (Inglaterra).
Desde principios del siglo XII, Bristol la antigua Brymoostonnin o “ciudad sobre el puente” se convirtió en el puerto comercial por excelencia que unía a los comerciantes de dos de los países más importantes de aquel entonces: Irlanda e Inglaterra. Durante los cien años posteriores, el poder y la influencia de la localidad en la economía de la región atrajeron a la flor y nata de la sociedad de la época, desde nobles a comerciantes pasando, cómo no podía ser de otra manera, por la poderosa Iglesia Anglicana. El pueblo de Bristol pasó a ser Condado y de ahí, y en poco tiempo, a Ciudad con plenos derechos en el año 1542.
En cuanto a su historia reciente, destacar que desde la segunda mitad del siglo XX Bristol es la capital aeronáutica del Reino Unido por excelencia, posee un entramado importante de tejido industrial y destaca por la presencia de importantes empresas de telecomunicaciones. Todo ello hace del Bristol actual una de las ciudades más prosperas de este complicado siglo XXI. Una riqueza y eficacia industrial que, como muestra su galardón como Capital Verde Europea 2015, no ha hecho que deje de cuidar, respetar y preservar el medio ambiente.
Bristol y el turismo.
Turismo cultural, artístico y musical, actividades al aire libre, senderismo, cicloturismo… Hay mucho que ver y que hacer en este rincón verde del Reino Unido. Veamos algunos ejemplos:
St Mary Redcliffe.
La Iglesia de Santa María es una de las iglesias góticas más destacadas de la geografía británica. Se construyó entre los siglos XII y XV como centro de oración y refugio para los marineros que se jugaban la vida en el mar. Contiene interesantes obras de arte como, por ejemplo, el magnífico techo abovedado, sus quince campanas, el fastuoso órgano de la iglesia o el retablo de William Hogarth, el pionero de la pintura secuencial cómica y satírica.
Puente colgante de Clifton.
La ciudad sobre el puente de antaño no podía dejar de presumir ahora de ofrecer a sus visitantes uno de los puentes colgantes más fotografiados de la vieja Europa. El puente colgante de Clifton se construyó en el año 1864, cruza el río Avon y une dos barrios de dos ciudades de dos países: el barrio de Cliftono en Bristol y el barrio de Leigh Woods en la vecina Inglaterra.
Arnos Vale Cemetery.
Hay muchos turistas a los que les gusta dedicar algunas horas de su viaje a visitar los antiguos cementerios de los pueblos y ciudades; si eres uno de ellos, no dejes de visitar el Arnos Vale de Bristol. Fundado en el siglo XIX este bello lugar de descanso fue decayendo hasta que a finales del siglo XX las autoridades decidieron cambiarlo completamente y hacer de este rincón de la ciudad portuaria un auténtico punto de encuentro natural para toda la familia. En el Arnos Vale Cemetery se sigue incinerando y dando reposo eterno a quien lo desea, pero también se organizan visitas turísticas, bodas, charlas ecologistas, excursiones infantiles, venta de árboles de Navidad, visitas de Papá Noel… Un centro de luto que se ha convertido en un eco lugar imprescindible para la dinámica comunidad de Bristol.
Redacción: Marta Barrero. MARAVEGA Comunicación.