¿Quieres fabricar tus propios alimentos ecológicos? Para conseguirlo, no necesitas grandes huertos, ni siquiera dedicar demasiado tiempo, si no que puedes utilizar las semillas ecológicas y germinarlas en tu hogar. Esta germinación hace además que la semilla se enriquezca puesto que el agua y los sustratos que adquiere la planta durante este proceso hacen que pueda multiplicar considerablemente su porcentaje proteico y de otros minerales muy beneficiosos para nuestra alimentación diaria.
Ahora bien, ¿cómo podemos germinar nuestras semillas? Obtener brotes frescos para complementar nuestra dieta es tan fácil como esos experimentos que todos hemos hecho en el colegio de hacer crecer lentejas o garbanzos entre algodones. No tiene demasiado secreto, pero sí que hace falta tener unas pautas básicas en mente para que el resultado sea óptimo y comestible.
Lo primero es saber qué tipo de semillas podemos germinar. Os enumeramos algunas de ellas, que podemos encontrar fácilmente en el supermercado, pero que siempre es mejor que provenga de cultivos ecológicos u orgánicos, y así evitar los transgénicos: garbanzos, lentejas, berros, alfalfa, sésamo, soja, almendras y girasol son los más comunes.
Pasos a seguir:
1. Lavar bien las semillas y colocarlas en un frasco amplio y llenar de agua. La proporción debe ser de tres partes de agua por una de semillas.
2. Cubre el tarro con una gasa o tejido que permita transpirar. Esto es especialmente aconsejable si vives en un lugar donde haya demasiados insectos, ya que así evitarás que entren a estropear tu cosecha.
3. Ahora toca reposar y dejar que la naturaleza siga su curso: deberás dejar reposar los granos en un lugar oscuro y cálido. Este proceso suele variar según la semilla, pero suele durar entre 10 y 15 horas.
4. Escurre y enjugaba bien sin quitar la tela y sin tirar las semillas.
5. Reparte bien las semillas en el frasco y situalo de nuevo en las mismas condiciones de luz y de temperatura. Deberás repetir el paso 4º durante dos o tres veces al día los primeros días y al quinto día puedes hacerlo sólo una vez al día.
6. Cuando empiecen a brotar los tallos y tengan de 2 a 3 centímetros, lo ideal es situar el frasco en un lugar más luminoso al menos dos horas al día. (Una alarma en tu móvil te ayudará :-)
7. Cuando estén bien creciditos (alrededor de 10-15 cm) ya estarán óptimos para su consumo. Tan sólo deberás lavarlos una última vez y quitar la cáscara de la semilla (que también es comestible pero puede resultar amarga). Luego puedes consumirlos aliñados con diversos aceites, salsas o vinagretas, en ensaladas, con yogur... ¡Eso sí, siempre mejor frescos para mantener sus propiedades intactas!
¿Te animas a hacerlos?
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Imágenes/Flickr: Julie Guibbons, Stacy Spensley y Jessicareeder
Fuente: ecoosfera.com