El Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Universidad de Málaga), a través de su equipo de mejora genética y biotecnología, ha obtenido bioplásticos provenientes de los residuos de algodón y cacao. Para ello, han combinado la celulosa y la cáscara de ambas materias primas. Como resultado, han creado un material similar al derivado del petróleo, pero sin impacto negativo para el medio ambiente.
El nuevo compuesto presenta entre sus cualidades la resistencia al agua y a la humedad, así como variaciones de color al exponerse a la luz.
Señalan que podría tener múltiples usos en el mercado: sensores de alerta en el embalaje de productos alimenticios, sellos o marcas contra falsificaciones y materiales con los que elaborar productos como juguetes, libretas u otros fabricados habitualmente con material plástico.
En los últimos años, la institución ha tenido entre sus metas la elaboración de materiales amigables con el medio ambiente en reemplazo del plástico. Anteriormente, se creó uno similar con la piel del tomate, utilizado para el revestimiento de las latas de conservas. Hoy continúan los esfuerzos por adoptar principios de economía circular con este producto.
Características de los nuevos plásticos
El nuevo bioplástico se consigue con la disolución de la celulosa presente en los restos de algodón y las cáscaras de cacao. La combinación resulta en finas capas de film similares al plástico. Por otra parte, su cualidad iridiscente se debe a la formación de cristales fotónicos en la superficie mediante el replicado de un molde concreto elaborado de óxido de silicio que genera dichas tonalidades.
Degradación sin daños al ambiente
Alejandro Heredia Guerrero, autor de la investigación, sostiene que las capas de celulosa son totalmente biodegradables y pueden descomponerse de forma natural en la tierra y en el agua de mar. Además, tras realizar varias pruebas, las cáscaras de cacao fueron elegidas por su resistencia producto de la lignina que contienen. Al tratarse de un material fuerte, asegura que es reutilizable y puede emplearse para crear otros compuestos.
El estudio demuestra que es posible la sustitución del plástico por este nuevo material, que incluso puede tener otras funciones una vez expirado su período útil. Si bien el experto advierte que el material es difícil de trabajar, indica que tras descubrir métodos para su apropiada gestión es posible su uso en campos como la salud y el envasado de alimentos.