El fútbol es el deporte de mayor alcance social y en muchos casos ha contribuido a la superación de la pobreza.
Un buen ejemplo nos lo brinda el más universal de los deportes, el fútbol, que posee más de 240 millones de jugadores distribuidos en 1 400 000 equipos dentro de 300 000 clubes a nivel mundial. Si a esto se le suman los equipos que surgen espontáneamente en zonas populares en los distintos países, que han sido y siguen siendo el semillero de muchos jugadores profesionales, las cifras son mayores.
Pero el alcance de la agenda no solo está en la práctica de una disciplina deportiva, sino que llega hasta la persona que ejecuta cualquier actividad física con regularidad para mantenerse saludable, independientemente de la edad, género o etnia.
Junto al fútbol existe un sinnúmero de disciplinas deportivas y actividades físicas, con lo que se incrementa la cifra de personas practicantes. Junto a los beneficios innegables que representa para la salud física y mental, la práctica deportiva contribuye al bienestar social. Aunado a los aspectos recreacionales, están los aportes económicos y sociales que se materializan en la generación de fuentes de empleo e ingresos con lo que se potencia el desarrollo económico local y nacional.
Dentro de los objetivos del desarrollo sostenible deporte se destaca un conjunto de valores, entre los que se menciona la no discriminación por razones étnicas, de género o por discapacidad, así como el fomento de la amistad, la tolerancia, el trabajo en equipo y el respeto mutuo.
Pero, no todo es color de rosa con respecto a todas las actividades deportivas, que en muchos casos parecen estar lejos de ser respetuosas con el medio ambiente. Existen varios ejemplos de ello. El maratón de Londres en 2019 dejó 350 mil botellas plásticas como residuos. El sonado caso de las 11 toneladas de residuos recolectadas en el monte Everest producto de la actividad por los numerosos alpinistas.
El rally Dakar ha recibido muchos cuestionamientos por parte de organizaciones ambientalistas por el volumen de emisiones de dióxido de carbono, de residuos y la alteración a la biodiversidad en los espacios donde se realiza,
Los grandes eventos deportivos como las Olimpiadas, eventos mundiales y continentales, como el de fútbol, incrementan el consumo de energía, agua potable y alimentos, originando una enorme cantidad de desechos.
Aparte, el impacto que producen las construcciones apresuradas de estadios, villas olímpicas, pabellones y complejos deportivos. Otro caso es el Rally Dakar, donde las dunas del desierto se ven afectadas tanto por la cantidad de coches que participan, que normalmente son más de 350, como del gran número de asistentes que acuden al evento, y que dejan unas 100 toneladas de desechos.
Recomendaciones para hacer que los eventos deportivos tengan menos impactos negativos al medio ambiente:
– Una planificación que incluya al cumplimiento de normativas medioambientales vigentes tanto nacionales como internacionales.
– Aplicación de las normas de reciclaje en cuanto a la clasificación y retiro de los desechos que se originan durante la prueba tanto por los participantes como por los asistentes.
– Ahorro de los recursos hídricos y energéticos, Usar recipientes recargables, bolsas de tela, cubiertos biodegradables.
– Los que practican deportes en contacto con la naturaleza, como el senderismo, evitar molestar la fauna, mantenerse en los senderos, evitar contaminar cuerpos de agua.
– Para el caso particular de los deportistas, hasta donde sea posible, uso de ropa elaborada con fibras naturales, calzado y artículos elaborados con plásticos reciclados o aquellos donde no se hayan empleado sustancias químicas cuestionables, tampoco los que provengan de fábricas donde lleven condiciones laborales de explotación.
Estas orientaciones sumadas a otras aportadas por los organismos internacionales en pro del medioambiente harán realidad la plena sostenibilidad del deporte.