El derretimiento de los polos es cada vez más acusado, especialmente el del polo norte. Esto obedece a que el Polo Sur es más frío que el Norte y la razón es sencilla: el Polo Norte es en su inmensa mayoría un mar helado (el Océano Ártico) y el Polo Sur es un continente helado (la Antártida). El agua absorbe el 95% de la radiación solar que incide y refleja tan solo un 5%. Por su parte, la tierra refleja hasta un 35% de las radiaciones. Es decir, los océanos absorben más calor que los continentes y así, es más difícil alcanzar temperaturas bajas.
Pero ¿Cuáles son las razones por las que hay tanto alarmismo con el derretimiento del hielo de los polos?.
Hay una razón sencilla de imaginar, si el hielo de los polos se derrite en el planeta habrá más agua en los océanos. Esto implica que aumente el nivel del mar, que se formen tormentas más grandes y violentas, también por último que al haber más cantidad de agua se absorba más cantidad de radiación solar y que esto a su vez incremente su propia temperatura (lo que es extremadamente peligroso para el débil equilibrio por la supervivencia de muchos seres vivos en los hábitats marinos).
La otra razón es que el hielo refleja los rayos solares y los redirige al espacio. Se comporta así como un refrigerador natural.
Por estas razones y viendo que la reacción del ser humano ante este problema ha sido y todavía sigue siendo muy lenta, el pronóstico es que en pocos años nos quedemos sin hielo en el Polo Norte.
Algunas asociaciones ecologistas están proponiendo la medida de pintar los techos de los edificios de color blanco para reflejar los rayos del sol y ayudar a enfriar el ambiente. Posiblemente esta medida puede ser muy eficaz para luchar contra las islas de calor urbanas.
Estas islas de calor urbanas es un fenómeno de origen térmico que se produce en áreas urbanas y que consiste en que existe una temperatura diferente, que tiende a ser más elevada especialmente durante la noche, en el centro de las ciudades, donde se suele producir una edificación más masivas que en las áreas de alrededor, como extrarradios o zonas rurales. En estos centros de las ciudades existen numerosos elementos que desprenden calor como los sistemas de climatización, los coches, las luces especialmente concentrados en los núcleos urbanos, calientan el aire de los centros urbanos mucho más que en las afueras. También los materiales que se utilizan para construir en las ciudades (asfalto, cemento, etc.) lo favorecen. Por la noche estos materiales se desprenden muy lentamente de calor que captan durante el día, lo que aumenta las temperaturas nocturnas. Algo que no sucede en las áreas más rurales que rodean las ciudades, donde abunda la tierra que tiene la capacidad de perder el calor más rápidamente. Así pues en el centro de la ciudad de Valencia en noches de verano se ha registrado temperaturas que sobrepasan los 10 grados centígrados en comparación con zonas distantes solamente a 5 kilómetros.
Pero volviendo al tema, ¿si pintáramos todos los techos de los edificios existentes en el planeta podríamos conseguir el efecto reflectante de la radiación solar que consiguen los polos?.
Posiblemente no fuera suficiente, pero también existe un riesgo, ¿qué coste en efecto invernadero supondría fabricar toda la pintura blanca necesaria?.
Por lo que expuesto en este artículo el problema del deshielo de los polos terrestres es un problema grave y de momento difícil de solucionar. El color de la esperanza ya no es el verde, sin dudar ahora es el blanco.