Sin embargo, en el día a día de muchos ciudadanos indios, sobre todo de aquellos que viven en áreas rurales o suburbios de las grandes ciudades, estas buenas intenciones se quedan en papel mojado. Las cifras registradas en los informes de la Comisión de Naciones Unidas para la Infancia no dejan lugar a dudas.
Cada año, un millón de recién nacidos mueren durante su primer mes de vida, y otro millón fallecen entre el mes y los cinco años posteriores a su nacimiento.
Más de 20 millones de niños y niñas en edad escolar primaria no reciben este tipo de atención, a pesar de que las leyes del país reconocen la educación gratuita para toda la población. Asimismo, el trabajo infantil continúa presentando problemas considerables.
El sistema de castas sigue muy presente entre los ciudadanos, aunque la Constitución rechace cualquier tipo de discriminación en este sentido, y es cómplice del estigma social que viven muchos niños y niñas en el país.
Además, el peso de gran cantidad de tradiciones hace que los matrimonios infantiles continúen existiendo bajo cifras escandalosas, al igual que la preferencia de un hijo varón (lo que provoca abortos selectivos). Aunque la legislación india prohíba ambas prácticas.
Estas cifras contrastan con aquellas que sitúan a la India como un país emergente. Aquellas que en los ranking mundiales la colocan en el décimo puesto en desarrollo tecnológico, el tercer país del mundo en usuarios de Internet y el segundo mercado más grande a nivel mundial de Banda Ancha Móvil (sólo superado por China y seguido, en el tercer puesto, por Estados Unidos).
Con mayor número de supermillonarios que Japón, India cuenta también con el mayor número de pobres en el mundo. Una potencia en desarrollo, pero cuyas desigualdades son evidentes e incomprensibles.El desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación nos ha interconectado de tal manera que ha hecho posible que no se pueda dividir el mundo en fragmentos aislados. No estamos en tiempos de soledad y retiro. Hay que meterse en el torrente de la vida y hacer todo lo posible para salvar a los más vulnerables de las violaciones flagrantes que sufren a diario.
Por ello, para concienciar sobre la situación dramática que viven millones de niños y niñas en este lugar del mundo, la Casa de la India de Valladolid acogió el pasado jueves 12 de junio una mesa redonda bajo el título ?Infancia y Derechos Humanos en India?, en la que, junto a la Fundación Vicente Ferrer y la Fundación Colores de Calcuta, tuvimos el placer de participar.
Ana de las Heras