Ser niña en India no es fácil. Desde su mismo nacimiento, las niñas son menos deseadas que los niños, hasta tal punto que, en las últimas tres décadas, se han producido en este país 12 millones de abortos selectivos. La pobreza les impacta en mayor medida, de manera que si la familia tiene pocos recursos da prioridad a la educación de los varones. Su alimentación es peor, son muchas veces la última boca que alimentar de la familia, afectando directamente a su salud. Y en con frecuencia son víctimas del matrimonio infantil, ya que India acumula el 40% de los matrimonios infantiles, siendo en muchos casos las niñas una moneda de cambio, para cerrar negocios o establecer alianzas entre familias.
Estos datos sólo sientan la base de una sociedad en la que las niñas y mujeres son muy vulnerables ante la violencia física y sexual. En respuesta a graves sucesos contra mujeres y niñas, la sociedad india sale a la calle y alza la voz en contra de la violencia sexual y los feminicidios, exigiendo al Gobierno la protección de las menores. El último caso, que no el único, ha sido la violación múltiple y el asesinato de una niña de ocho años. El crimen se cometió para promover la expulsión de la comunidad musulmana Barkarwal de Cachemira. Según han determinado las investigaciones policiales, un grupo de hombres hindúes la torturaron durante días hasta la muerte.
A raíz de este hecho, se han generado numerosas protestas en todo el país, reclamando mecanismos válidos que garanticen la seguridad y los derechos de niñas y mujeres. Los secuestros, las violaciones e incestos ocurren con frecuencia y, según datos de la Oficina Nacional de Registro Criminal de India, las denuncias de estos delitos, han aumentado un 11% en el último año, y un 500% en los últimos 10 años.
En India se está extendiendo la conciencia de trabajar contra la violencia infantil, el Gobierno ha aprobado leyes específicas de protección al menor, y esta nueva legislación contribuye al aumento de denuncias. La ley de protección de menores ante delitos sexuales de 2012 obliga a denunciar los crímenes sexuales, lo que hace que los agentes presten atención a estos casos si no quieren enfrentarse a una pena criminal. No obstante, el sistema judicial se encuentra desbordado impidiendo la aplicación de la ley. En 2016, de 101.550 denuncias, sólo se resolvieron 226.
La Ministra de Mujer y Desarrollo de la Infancia, Maneka Gandhi, este mes de abril se declaraba ante la prensa consternada por el caso de violación de Kathua, y el resto de casos recientes, y declaraba su intención de reformar la Ley de Protección de Menores ante Delitos Sexuales (POCSO), para exigir la pena de muerte a los condenados por violaciones a menores de 12 años.
Sin embargo, endurecer las penas no es la única vía para resolver el problema, especialmente cuando la justicia no funciona adecuadamente. La educación es una de las herramientas más potentes para erradicar el problema a largo plazo. La educación sexual es tabú en India, pero sin su difusión, es más difícil proteger a los menores y educar a los jóvenes para prevenir futuros casos.
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Violencia contra las niñas. Bengala, la India
Fotografía: Simon Steinberger