Muchas, y muy diversas, han sido las campañas de sensibilización dirigidas a los niños para que los más pequeños entendieran lo que esta enfermedad significa y la importancia que tiene seguir las normas que los expertos han ido dictaminando. No obstante, a pesar de las recomendaciones y del apoyo por parte de las autoridades para que el sector infantil no se vea tan afectado, los niños pueden llegar a convertirse en las víctimas ocultas a las que más puede afectar la crisis provocada por la pandemia.
Esta es la razón por la que es fundamental salvaguardar el bienestar de los niños y niñas de todo el mundo, proclamando y exigiendo a los diferentes gobiernos que tengan muy en cuenta estos derechos:
Derecho a la salud
Es justamente en este punto, aparentemente sencillo, donde nos encontramos con la brecha existente entre países y zonas según su situación económica y social. Los recursos y las posibilidades no son las mismas para todos, haciendo, más patente que nunca, la desigualdad existente a la hora de enfrentarse a este enemigo común.
En el ámbito de salubridad es preocupante la situación a la que se enfrentan muchas familias que no pueden adoptar las medidas de higiene requeridas para hacer frente a la situación. Partimos de la base de que en muchos lugares del mundo no tienen ni siquiera a acceso a agua potable ni a unas instalaciones mínimas para que niños y mayores puedan al menos lavarse las manos tal y como transmitíamos en nuestro anterior post.
Derecho a la alimentación
Además, la dificultad para conseguir alimentos suficientes que permitan mantener unos mínimos niveles de nutrición en los niños, es otra de las terribles consecuencias a las que se enfrentan muchas familias pobres que no tienen posibilidad de adquirir comida para los más pequeños de la casa, lo que afecta terriblemente a su crecimiento.
Todas las organizaciones ocupadas por la infancia tenemos como objetivo proteger los derechos de los niños, conscientes de la necesidad de obtener alimentos que tienen muchas familias. Tal y como afirma Ricardo Ibarra, director de la Plataforma de la Infancia, “En momentos de crisis no basta con medidas generales, esperando que los niños y niñas se beneficien de ellas”. Hacen falta medidas más específicas para asegurarnos de que los niños no lleguen a vivir situaciones de pobreza extrema y garantizar que las ayudas excepcionales de alimentación llegan a todos los niños que las necesiten.
Derecho a la educación
Si a toda esta situación de vulnerabilidad le sumamos que la evolución en su aprendizaje se ha visto completamente truncada por el cierre de las escuelas, ¿cómo es posible proteger a los niños y niñas de todo el mundo de esta gran crisis sanitaria y preservar sus derechos?
Tal y como determina la UNESCO, el sistema educativo es para países afectados por situaciones de crisis, la única institución capaz de dirigir mensajes que salven las vidas de niños y de sus familiares; a proteger a niños y jóvenes de las agresiones, los abusos y la explotación; a reforzar la construcción de la paz y brindar a los niños seguridad física y psicológica. La escuela era el único apoyo con el que contaban muchos de estos niños en las zonas más pobres y vulnerables. Ahora esta pequeña posibilidad de apoyo se ha visto completamente truncada con la llegada del Covid-19
Es cierto que la mayoría de los gobiernos, en la medida de sus posibilidades, han puesto en marcha proyectos educativos para que los niños y adolescentes puedan continuar con sus estudios desde sus casas. Son muchos los profesores que siguen trabajando e impartiendo clases de forma remota para que sus alumnos no detengan su proceso educativo. A su vez, muchos países han puesto en marcha programas de educación que son televisados desde cadenas estatales para seguir facilitando el aprendizaje durante la suspensión de la actividad lectiva.
Derecho de acceso a la tecnología
No obstante, el problema radica en que hay un porcentaje muy alto de familias que no cuentan con tecnología suficiente para que sus miembros más pequeños y jóvenes puedan continuar con sus tareas educativas. En los mejores casos el ordenador que pueda haber en casa ha de ser compartido, y en muchos no hay ninguno. Según datos aportado por Unicef, en los últimos meses casi 300.000 niños no han usado el ordenador, lo cual nos da cifras muy significativas de la brecha digital que existe por ejemplo en España y de la tremenda desigualdad que está generando esta situación de crisis.
Garantizar el acceso a internet a las familias más vulnerables y abaratar cualquier coste que esto genere para asegurar el derecho a la educación, es otra de las medidas reclamadas al gobierno desde Plataforma de la Infancia.
Si esta situación de desigualdad y crisis educativa en España la extrapolamos a países en desarrollo, el resultado son muchos niños y niñas sin posibilidad de acceso a ningún tipo de proceso educativo (ni siquiera TV) que ahora se ven obligados a permanecer en sus casas dado que las escuelas están cerradas. En estos casos, sus padres, al no tener formación, no pueden brindarles apoyo ni atención educativa.
Lo más frecuente es que estos niños acaben la cuarentena ayudando, incluso más aún que antes de la llegada de la pandemia, en las tareas de casa o en las labores del campo restringiéndose por completo su derecho a la educación y su derecho a no trabajar.
Derecho a la salud mental
La situación de confinamiento es sin duda la medida que más impacto ha generado en la sociedad, pero sobre todo, en familias con niños. Y mucho más aún, en familias que se encuentran en situación de exclusión social. El aislamiento está provocando en niños y niñas situaciones de estrés que pueden llegar a afectar a su salud mental, desde el movimiento, a las relaciones sociales, el juego o el aprendizaje, tal y como afirma la psicóloga Alicia Álvarez, directora asistencial de la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UTCCB) en unas declaraciones realizadas para el periódico La Vanguardia.
Aunque, el confinamiento absoluto ha llegado a su fin para los niños menores de 14 años, lo cierto es que todavía continuarán pasando mucho tiempo en casa sin poder relacionarse con sus amigos y familiares. Por eso, seguirá siendo muy importante todo el apoyo que podamos brindarles y usar todas las herramientas que están a nuestro alcance para generar en ellos un refuerzo positivo.
De nuevo en este caso, las familias sin recursos y las familias que habitan en zonas más pobres y aisladas, lo tienen mucho más difícil para proteger a sus hijos en sus procesos de crecimiento físico y mental. Para estos niños y niñas las consecuencias psicosociales y post traumáticas podrían llegar a ser mucho más fuertes y duraderas. Las organizaciones pertenecientes al Tercer Sector, junto con otros agentes públicos y privados, y el conjunto de la sociedad, debemos unirnos y trabajar para frenar su impacto.
Derecho a una vida libre de violencia
No podemos olvidarnos que el confinamiento puede además aumentar el maltrato físico y psicológico en algunos hogares, en especial para aquellos que viven en la pobreza y no tienen acceso a internet ni teléfono. El único “refugio” con el que cuentan estos niños y niñas puede llegar a convertirse en una auténtica pesadilla para ellos. La fundación ANAR ha puesto para ello en marcha un chat donde reciben consultas sobre agresiones físicas, maltrato psicológico e incluso abusos sexuales que la mayoría de las veces proceden de familiares o personas próximas al entorno del menor.
En definitiva, es imprescindible fortalecer la capacidad de respuesta de los gobiernos para concienciar a los Estados del profundo impacto que la pandemia tiene en la infancia, y la necesidad de tomar medidas para garantizar los derechos de los niños. Por este motivo, El Comité de los Derechos del Niño ha realizado una declaración para concienciar a los Estados que se traslada en 6 preocupaciones recogidas en la Plataforma de la Infancia y que desde Global Humanitaria os invitamos a leer:
El Comité de los Derechos del Niño de NNUU advierte del grave impacto físico, emocional y psicológico del COVID en los niños y pide a los Estados que tomen medidas
Luchemos por los Derechos de la Infancia, hoy y siempre.