El concepto de concentración hace referencia a la cantidad de agua que vamos a utilizar para disolver la sosa caústica o la potasa. Esto es importante ya que hay tres componentes fundamentales en la elaboración de un jabón: las grasas, la sosa caústica y el agua.
Estos tres elementos tienen que estar medidos a la perfección para conseguir un equilibrio entre ellos que den como resultado un buen jabón. La cantidad de sosa caústica viene determinada por la cantidad de grasas utilizadas y el agua es el elemento que utilizamos para disolver la sosa caústica y llevar a cabo el proceso de saponificación.
Para entenderlo mejor con un ejemplo, si tenemos una fórmula con un 30% de concentración, lo que quiere decir es que la lejía (mezcla de agua + sosa) está elaborada con un 30% de sosa caústica y un 70% de agua.
La cantidad de sosa siempre ha de ser la misma, la que toca utilizar según las grasas que escojamos pero el agua puede ser variable. Cuanta menos agua utilicemos, la concentración será mayor y viceversa. Lo que hay que tener en cuenta y es muy importante es que esta concentración nunca puede ser superior al 50% sino la sosa no se disolverá.
Elaboración de la lejía (Sosa caústica + agua)
Para calcular la cantidad de agua que necesitamos para elaborar nuestro jabón, debemos calcular 1/3 sobre el total de las grasas. Es decir, si utilizamos 500gr de aceites, será 500/3=166.66 gr de agua. Luego esta cantidad hay que ajustarla según el sobreengrasado, el tipo de aceites o mantecas que utilicemos, etc..
Cuando utilizamos concentraciones altas, iguales o superiores al 35%, alcanzamos la traza muy rápido y obtenemos unos jabones más lisos y el proceso de saponificación es más rápido. Con este tipo de concentraciones, podemos encontrarnos con que el jabón espese de golpe por lo que hay que trabajarlos muy rápido y con los ingredientes lo más fríos posibles.
Las concentraciones altas son ideales para hacer jabones lisos o con relieves
Cuando trabajamos con concentraciones bajas, entre el 25% y el 35%, estamos añadiendo más agua al jabón. Esto nos permite trabajar con más calma el jabón ya que se tarda un poco más en conseguir la traza. Son concentraciones ideales para hacer jabones decorados, con color, etc.. Estas concentraciones bajas hacen que el jabón tarde un poco más en realizar el proceso de saponificación, mediante el cual el jabón absorberá una parte del agua y el resto se evaporará.
Las concentraciones más bajas nos permiten trabajar mejor jabones decorados o con color.
El otro día me preguntaban en un post de una receta de jabón por que salía un polvito blanco antiestético sobre el jabón tras el proceso de saponificación, así que creo que puede estar bien explicarlo.
En jabones con sobreengrasados bajos suele pasar que cuando el agua sobrante del jabón se evapora, ésta arrastra los excesos de sosa, provocando que aparezcan en la superficie ese polvillo blanco. Esto no es grave, al utilizarlos desaparecerá, aunque si queremos evitarlo deberíamos ajustar la cantidad de sosa caústica, poniendo un poco menos.
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