Los pasados días 3, 4 y 5 de Noviembre se celebró en Barcelona, bajo el techo de la antigua fábrica textil Fabra i Coats, la tercera edición del Barcelona Ethical Fashion Fest, un evento anual que reúne a profesionales y ciudadanos concienciados para celebrar una moda más sostenible.
Nunca antes había asistido, pero este año he tenido la suerte de poder involucrarme con la organización y cubrir los tres días a través de las redes sociales de la asociación de Moda Sostenible Barcelona. Mi experiencia, ha sido única.
El festival contaba con múltiples stands o pop up stores, en las que marcas nacionales se daban a conocer o mostraban sus productor más populares. Algunas hasta representaban a otras marcas, por lo que el festival pudo mostrar a más de 40 marcas sostenibles españolas.
Para mí, tener la oportunidad de encontrarme con esta agrupación ética y sostenible ha sido un completo lujo, puesto que en mi ciudad natal no logro encontrar una sola tienda con ropa sostenible (por eso apuesto por la ropa de segunda mano). Tuve la oportunidad de hablar con las personas detrás de los proyectos, aquellas que nunca vemos, y me maravillé ante las historias de esperanza y superación que me contaron. ¡Por no mencionar la transparencia ofrecida, tanto sobre el material como sobre la producción y confección de la ropa expuesta!
Algunas de las marcas que más me sorprendieron fueron la de Firiri, que trabaja con materiales y técnicas de Nepal; Lady Sweet, que lleva el upcycling a otro nivel con sus complementos reciclados; Carmela Rodríguez, con su valiosa experiencia en la alta costura sostenible; IAIOS, con su negocio familiar que recupera lana desechada para darle una segunda oportunidad en forma de cómodos jerseys, y Uttopy, que muestran con gran compromiso y pasión que moda y solidaridad pueden ir de la mano y cambiar el mundo con cada compra.
Otro de los puntos fuertes del BEFF fue la gran cantidad de conferencias y charlas que el público pudo disfrutar. En ellas, profesionales y emprendedores compartían su experiencia desde las perspectivas de la ética y la sostenibilidad, desde el éxito empresarial hasta la innovación textil.
Asistir y cubrir las conferencias fue mi parte preferida, puesto que surgieron temas muy interesantes, historias increíbles y grandes descubrimientos de proyectos. Especialmente me entusiasmaron las charlas sobre el cáñamo (por Cristina Salguero, Gil Gorchs y compañía), sobre una la innovación española-mundial en tintes naturales (por Mae Subirats), sobre prejuicios de la moda sostenible (por Ariadna Rovira), sobre moda y minimalismo (por Laure Ritter), y sobre cómo el látex naturalpuede salvar el Amazonas (por Jorge Cajacuri, de Evea Ecofashion).
Además de estos profesionales y de diseñadores independientes, el evento permitía hacer un poco de networking y conocer a más gente apasionada por causas sociales y medioambientales. ¡Un puntazo en una comunidad concienciada como la que estamos formando!
Finalmente, pudimos disfrutar –no sin alguna desventura técnica- de desfiles de marcas sostenibles como BichoBichejo, Nuria Serra BCN, My Faldas, Edició Limitada, o Slowear Project. ¡Toda una experiencia!
Aprendí mucho durante los 3 días del BEFF; pude observar, escuchar, pensar y charlar con gente valiente y comprometida. Quedó muy claro que el cambio en la industria de la moda no solo es necesario, sino que también es posible, creativo y atractivo. Pudimos sensibilizar a muchas personas sobre la importancia del origen y la transparencia de su ropa, y apostamos económicamente por prendas más sostenibles.
Aunque si debo quedarme con una sola cosa, elijo la gran lección que me ha dado el colectivo de gente detrás del evento: el poder está realmente en nuestras manos. Hay esperanza.