Desde Soy Naturalmente siempre recomiendo el consumo de productos ecológicos. Con este artículo quiero explicar el por qué desde mi humilde conocimiento.
Los que me conocen saben que me gusta empezar por el principio…
Antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial surgió la llamada revolución verde, la cual fue impulsada por la Fundación Rockefeller con la perspectiva de erradicar el hambre y la desnutrición en países subdesarrollados. Esta revolución pretendía incrementar la producción agrícola con el empleo de técnicas de producción moderna para obtener un máximo rendimiento de las cosechas.
Para obtener esos máximos rendimientos, las cosechas se han basado en la siembra de semillas modificadas genéticamente y en el cultivo de una sola especie en un terreno durante todo un año, lo que llaman el monocultivo. Esto ha generado una importante industria entorno a la investigación en ingeniería genética para la creación de semillas y la utilización de fertilizantes, pesticidas y herbicidas, ya que sin esos insumos ese rendimiento no sería posible.
Tan pronto como llegaron los extraordinarios resultados en la productividad, surgieron los aspectos negativos: excesivo costo de las semillas, dependencia de los agricultores hacia estos métodos, problemas de almacenaje, aparición de nuevas plagas, desequilibrio de los nutrientes de la tierra y degradación de los ecosistemas.
La nueva agricultura industrial necesitaría de maquinaria agrícola moderna, con la consecuente dependencia del petróleo para su uso y la disminución de la utilización de animales; lo que nos lleva a un aumento de la contaminación ambiental y una disminución drástica de materiales orgánicos que restituyen la tierra.
De la preocupación de colectivos agrarios y ganaderos ante este modelo moderno, surgieron en paralelo varias corrientes, escuelas y asociaciones que llevan años fomentando la agricultura ecológica y que poco a poco han ido extendiendo esta filosofía por varios países europeos.
La agricultura ecológica fomenta el respeto al entorno y el medioambiente, produce alimentos sanos y de la máxima calidad manteniendo el equilibrio del sistema agrario, combinando conocimientos técnicos y científicos con los métodos de la agricultura tradicional.
Haciendo un “kit-kat” después de escribir esto pienso… ¡que ironía! La desnutrición no ha sido erradicada, sin embargo las enfermedades metabólicas como la diabetes y la obesidad van en aumento… ¡algo se está haciendo mal señores!
¿Agricultura industrial o agricultura ecológica?
Agricultura industrial
Agricultura ecológica
Fertilización de la tierra con abonos químicos que desequilibran los nutrientes.
Fertilización de la tierra con abonos orgánicos naturales que respetan los microorganismos.
Utilización de pesticidas: insecticidas, fungicidas, herbicidas… que suponen un peligro para la salud pública.
Utilización de recursos naturales como la rotación de los cultivos, la falsa siembra, el desherbado mecánico, siembra de setos, limpieza de lindes…
Monocultivos que debilitan el cultivo y disminuyen las poblaciones locales de muchas especies de cultivo.
Siembra de varias especies diferentes para que se de competencia entre ellas o se complementen.
Puede utilizar semillas modificadas genéticamente.
Utilización de variedades tradicionales y razas autóctonas sin modificaciones genéticas.
Uso de tractores de grandes dimensiones que degradan el terreno y aumentan la contaminación ambiental.
Movilización de la mano de obra y la creación de empleo, así como el empleo de sistemas agrícolas y ganaderos autosuficientes.
Los fertilizantes nitrogenados suponen un peligro por las nitrosaminas que llegan a nuestro sistema digestivo. Según algunos estudios, en las hortalizas ecológicas puede haber hasta un 40% menos de residuos de nitratos frente a las convencionales. Por otra parte, estos fertilizantes disminuyen el contenido de aminoácidos y oligoelementos necesarios en nuestra nutrición.
Los fertilizantes potásicos desequilibran el contenido entre potasio y magnesio, produciendo una carencia de magnesio en los alimentos.
Los fertilizantes fosfatados reducen el contenido de vitamina C, Vitamina A y Zinc.
La toxicidad de los pesticidas afecta al desarrollo del sistema nervioso, causa deficiencias en el sistema inmune e interfieren en nuestro sistema hormonal.
Por si todavia no estás convencid@ voy a explicarte algo más…
En un estudio de la universidad estatal de Washington, mediante la realización de un análisis estadístico, se comparó el rendimiento económico de cultivos ecológicos frente a cultivos intensivos convencionales. ¿El resultado? La agricultura orgánica demostró ser significativamente más rentable para los agricultores que la agricultura convencional.
Pero eso no es todo amig@.
Otro estudio llamado “Farming systems trial” elaborado por el instituto Rodale en el que comparaban ambos sistemas de agricultura, observaron que las cosechas de los cultivos orgánicos no sólo igualaban a la de los cultivos convencionales, sino que llegaban incluso a superarlas en épocas de sequía moderada.
Además observaron que los sistemas orgánicos enriquecen la tierra de nutrientes mejorando su calidad.
En mi opinión…
Consumir productos ecológicos no es una moda ni un capricho, es una necesidad. Nos encontramos en la era de las enfermedades degenerativas; las alergias e intolerancias en la población infantil van en aumento y el cáncer está en boca de todos. No es de extrañar enfermar en un mundo que está enfermo.
Desde el sofá de casa consumimos basura a través de todos los sentidos y nos lamentamos hechando la culpa a las grandes multinacionales por contaminar, nuestra tierra, nuestros ríos, nuestros mares y nuestro aire, sin tener en cuenta que el primer eslabón en la cadena de consumo somos nosotros. La economía la genera el consumo y eres TÚ con tus actos el que repercute en todo lo que te rodea.
¡Tú decides en que mundo quieres vivir, se consciente de tus actos! ;-)
Yo procuro día a día consumir más productos ecológicos, ¿y tú, te sumas al cambio? <3
Debes saber que los productos ecológicos, biológicos u orgánicos certificados a nivel europeo llevan el logo que encabeza este artículo.
¡Te propongo algo!, la próxima vez que vayas a la compra, si compras algo ecológico, te invito a que lo compartas en tus redes sociales (Facebook, twitter, instagram…), ya sea con una foto o simplemente un comentario y utilices el hashtag #soynaturalmenteecológico. ¡Y no seas perezos@!, no te cuesta nada compartir este artículo también, es importante la difusión. Entre todos podemos hacer de este mundo un mundo mejor.
Una vez más, ¡Gracias por la confianza!