Hace unas semanas me recibió en su estudio con una sonrisa de oreja a oreja. Qué genial poner cara y voz a una de las bloggers más influyentes de moda sostenible.
Sònia Flotats es tan de Barcelona que nació entre las callejuelas del barrio gótico y nunca se ha cansado de vivir en su ciudad natal. Aquí estudió periodismo, especializándose en medios digitales cuando la mayoría de las personas todavía no podíamos imaginar lo que acabaría siendo internet.
Su trabajo siempre estuvo vinculado a lo social, trabajó en departamentos de comunicación de diversas ong y empresas sociales. Sin embargo, durante todos estos años sentía que había una incoherencia en su vida: su pasión por el diseño y la moda. ¿Cómo compatibilizar algo tan poco “social”, responsable de tantas tragedias, con su compromiso con otras causas sociales y medioambientales? ¿No era posible una industria de la moda más justa?
Entonces decidió crear soGOODsoCUTE. Un lugar donde reunir información, aclarar términos y dar consejos para vestir de una forma más sostenible y, al mismo tiempo, una excusa para entrevistar y conocer a las protagonistas, pequeñas marcas y personas con proyectos social y medioambientalmente sostenibles.
“Me gusta la moda y no pasa nada.”
Y fue genial porque, a partir de ese momento, entendió que su pasión por la moda y por las causas sociales eran perfectamente combatibles.
¿Y cómo ha evolucionado la moda sostenible desde entonces? “Ha cambiado mucho. Se ha convertido en un sector más amplio y diverso. Cada vez son más las marcas y medios de comunicación especializados en moda sostenible y los consumidores dispuestos a apostar por una moda respetuosa con el medio ambiente y las personas. Creo que sucederá algo similar al sector de la alimentación ecológica y la de la cosmética natural. Todavía recuerdo cuando comer ecológico era de bichos raros. En cambio, ahora es cool.
“Creo que sucederá algo similar al sector de la alimentación ecológica y la de la cosmética natural. Algún día será “cool” comprar moda sostenible”
Y Sònia Flotats, ¿cómo ha evolucionado en todos estos años? “Pues también he cambiado. Al principio, cuando empezaba a investigar simplemente dejé de comprar. Me volví un poco “talibán”. Más adelante, aprendí a combinar, a sacar mayor partido de mi armario, a acudir a las tiendas de segunda mano y a no castigarme demasiado por visitar de vez en cuando una fast fashion. Creo que la clave está en ser consciente, en comprar lo que necesitas y no comprar por comprar, en saber de dónde viene todo lo que compras y en entender las consecuencias que tu compra tiene sobre el medio ambiente y las personas que lo han fabricado.
“Cuantas más vueltas le doy a esto de la moda sostenible más convencida estoy de que no nos hemos inventado nada nuevo. Es algo que ya hacían nuestros padres y abuelos, comprar lo que necesitamos y procurar que sea algo que nos guste y al mismo tiempo tenga la mayor calidad posible para que lo podamos utilizar el máximo tiempo.
También ya va siendo hora de que empecemos a entender que una camiseta no puede valer 3 euros y ser respetuosa con el medio ambiente y las personas.
“Si cuesta 3 euros alguien ha sido explotado.”
No podemos evitar hablar de las grandes paradojas de la moda. Donaciones millonarias a ongs por parte de empresas que explotan a sus trabajadores. Donaciones a proyectos medioambientales de quienes realizan grandes vertidos contaminantes en ríos.
También hablamos de los sellos. Otra gran incoherencia. Si uno lo hace bien, debe pagar para que haya un sello que garantice su labor social y medioambiental y, en consecuencia, tiene que vender más caros sus productos. En cambio, si uno lo hace mal, no tiene que pagar nada. Si los gobiernos estuvieran de verdad interesados en salvar el planeta habrían implementado hace años la carbón tax.
¿Qué nos pasa a los consumidores? Está claro que ya no podemos ignorar más las condiciones en las que han sido fabricadas nuestras prendas. ¿Por qué seguimos sin apostar por lo sostenible? ¿Cuál es el principal freno? Según Sònia Flotats lo más curioso es que el “freno” es algo irreal. Creemos que la moda sostenible es más cara pero no nos planteamos en ningún momento que vestir sostenible es algo más amplio, que implica comprar menos, aprender a combinar, apostar por la segunda mano y entender que las cosas de calidad tienen un precio, que lo demasiado barato esconde explotación.
“Vestir sostenible es más barato que no hacerlo. Si apuestas por la calidad, aunque pagues más por esa prenda, la vas a usar mucho más.”
Le pido que me recomiende un libro y me recomienda “la biblia de la moda sostenible”. Moda ética para un futuro sostenible, de Elena Salcedo.
¿Hay algo que enfade a Sònia Flotats? Pues sí. “Tener que hacer un sobreesfuerzo tan grande para producir y comprar moda sostenible. Sería genial que fuera tan fácil como ir al Zara y ya está. Y que encima haya gente que no lo entienda o que niega que exista un problema en que haya niños cosiendo la prenda que llevan puesta.”
Quizás por eso se pone la mar de contenta cuando la gente le dice que gracias a ella se ha parado a pensar y ha decidido apostar por la sostenibilidad.
*Imágenes de soGOODsoCUTE
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