1.Café para llevar, en vaso desechable
Si lleva tapa de plástico y palito de remover de plástico, ya se lleva la palma. En serio, ¿hay a alguien que le guste beber el café en ESO? ¿Alguien que substituiría las maravillosas tacitas de cerámica por esa porquería?Y, ya que estamos, reivindiquemos los cafés a ritmo lento, dedicando 5 minutos de concentración al noble arte de preparar y saborear en un recipiente como es debido un café bien hecho, sin esas cápsulas raras que no hay anuncio que consiga volver ni la mitad de estilosas que las fantásticas cafeteras de toda la vida, que además tienen el plus de inundar de ese maravilloso olor la cocina o el bar.
Esto es extensible a platos, cubiertos y, por supuesto, vasos de agua, o cerveza, o vino. O las dichosas pajitas. Qué falta de estilo comer o beber en recipientes de usar y tirar.
2.Compresas, tampones y demás familia
Qué cutres, qué incómodos, qué poco saludables y qué engorrosos parecen ahora todos esos deshechables para los días de regla que antes me parecían tan normales. Bendita copa, benditas compresas de algodón y benditas bragas menstruales. Qué mucho más cómodas y prácticas que son, además de cuánto nos hacen ahorrar y cuánto residuo evitan al medio ambiente.3.Las bolsitas de las infusiones y otras hierbas y especias envasadas que encuentras en el súper
No hay color, no hay olor y no hay sabor. No tienen absolutamente nada que ver. De repente, recuerdas que la infusión de manzanilla son flores y que es sabrosísima, te das cuenta de que se puede distinguir el pimentón dulce del picante por el olor, que curris hay todas las combinaciones que quieras.Y el gusto que da abrir el cajón de las especias y que salga disparado ese aroma…
Por no hablar del placer de recogerlas frescas en tu propio balcón, ¿sabías que las aromáticas suelen ser plantas muy fáciles de cultivar? Por aquí, desde que seguimos los consejos de Marta, de Plantea en Verde, nuestras plantas no dejan de crecer y multiplicarse.
4.Los precocinados y en general la comida industrial: cara, poco saludable y llenísima de plásticos evitables
Eso sí que es cutre cutre. Con lo buenas que están unas zanahorias frescas, de esas de tamaños irregulares que todavía llevan encima un poco de tierra, o las lechugas enteritas de proximidad, sobre todo las que llevan alojado algún caracol, o las patatas de verdad, el pan bueno y fresco y no ese pan que viene en bolsa de plástico lleno de cosas raras, los pasteles artesanos, mmmm…La comida, cuanto más real, más buena, menos plástico, más sana y, en general, incluso más barata.
5.Los botes y botes que se acumulan en el mueble del baño y que nunca usas
No hay mayor enemigo del medio ambiente que las compras impulsivas, y la cosmética y la higiene muchas veces se llevan la palma. Que si esa crema que parecía milagrosa pero después no te gustó, que si ese champú que te compraste porque estaba de oferta pero realmente no era lo que estabas buscando, que si todo ese maquillaje que usas una vez cada dos años pero lo sigues acumulando y haciendo crecer de gran ocasión en gran ocasión.Y los cajones y el borde de la bañera cada vez más llenos y con más reproches, ¿por qué seguimos acumulando lo que no vamos a usar?
Abramos nuestros cajones y saquemos todos los botes fuera, dividámoslos entre los que usamos y los que no usamos. Tratemos de usar o regalar a alguien que los use los segundos y, si no les vemos futuro, hagámoslos desaparecer reaprovechando el envase siempre que sea posible y, si no, reciclándolo correctamente. Y, la próxima vez que vayamos a comprar productos cosméticos, hagamos una buena reflexión previa, llevemos una buena lista de lo que realmente necesitamos y vamos a usar, compremos muchísimo menos pero muchísimo mejor.
Como bien decía el gran William Morris, que en nuestros armarios y cajones no entre nada que no sea útil, bello o que tenga una clara utilidad.