Este centro se especializa en la reproducción en cautiverio de diferentes especies de serpientes no solo con el fin de promover la conservación y el conocimiento de estos animales en la sociedad, sino también proveer a la comunidad académica y científica que realiza estudios acerca de los beneficios que las serpientes pueden traer a los humanos, en aspectos como la utilización del veneno en la medicina, el fenómeno del ofidismo en nuestro país y cómo estos seres han resultado afectados por la destrucción de sus hábitats.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿En qué estado se encuentra el estudio de las serpientes en México?
José Ángel Santibáñez Cavero (JASC): Nuestro país, por su cantidad de microclimas, es uno de los primeros lugares a nivel mundial en lo que se refiere a diversidad de herpetofauna; hay continentes completos que no cuentan con la variedad de especies que tenemos en México.
El trabajo que se hace en nuestro país con respecto a las serpientes está teniendo un auge muy importante. Destaca la participación de investigadores como el doctor Edgar Neri Castro o el doctor Alejandro Alagón Cano del Instituto de Biotecnología de la UNAM campus Morelos, que están ayudando a desmitificar que las serpientes son dañinas y a estudiar aspectos muy importantes, que son el uso del veneno para el beneficio humano y el ofidismo, es decir, las mordeduras de serpientes.
AIC: En ese sentido, ¿cuáles son los casos más comunes en nuestro país?
JASC: Epidemiológicamente hablando, las serpientes nauyaca real, también llamada terciopelo barba amarilla (Bothrops asper), cascabel de la costa de Colima (Crotalus basiliscus) y la cascabel tropical (Crotalus durissus) son las más importantes en México en lo que se refiere a los casos contabilizados de ofidismo, particularmente en estados como Sinaloa, Colima y Michoacán.
AIC: ¿En qué circunstancias se dan los incidentes de ofidismo, hablando de estas especies?
JASC: Los casos más comunes se dan en personas que desarrollan actividades agrícolas, ellos son los principales afectados porque llegan a lugares con pastos altos donde se encuentran estos ejemplares. Además, su calzado suelen ser sandalias y no una bota que les brinde protección. En las ciudades es complicado tener un incidente de ofidismo, pero nos han tocado casos de serpientes que llegan de “polizonas” en cargamentos de plátanos a los mercados, o con alguna otra mercancía, pero por lo general es difícil.
Ahora bien, la mordedura puede ser seca, es decir sin veneno, o húmeda, donde sí existe una inyección de esta sustancia, por lo que la mordida de serpiente no siempre es mortal. El veneno es un recurso que les genera un alto costo metabólico y de energía. Dependiendo de la especie puede estar compuesto de más de 50 sustancias, entre enzimas, pectinas y lipasas. Por ello, las serpientes deciden si vale la pena gastarlo en grandes seres, como los humanos, o utilizarlo en una presa para alimentarse.AIC: ¿Cuáles son las principales líneas de estudio respecto al veneno de serpientes?
JASC: La caracterización de los venenos da como resultado el estudio de enzimas que se pueden manipular para el uso humano, esto es, la producción de antisueros, anestésicos o analgésicos. Incluso hay un estudio en Basilea, Suiza, donde se está utilizando veneno de otras serpientes para evitar la formación de metástasis de cáncer y la regeneración nerviosa.
Nosotros apoyamos a estudiantes de licenciatura y posgrado, particularmente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), con capacitación en el manejo de las especies y las formas de extraer el veneno. Pero también trabajamos con otras instituciones como el Instituto de Biotecnología de Cuernavaca o empresas como los Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), entre otras.
AIC: ¿Cómo se realiza el proceso de extracción de veneno de las serpientes?
JASC: El proceso es una simulación. La serpiente es dirigida para que muerda una membrana de silicón y que el contenido, que es el veneno, caiga en una copa de cristal. Cabe destacar que los animales no son anestesiados ni estresados, únicamente replicamos de manera artificial el procedimiento que hacen para cazar.
Tengo entendido que hay lugares donde sí manejan un tipo de anestesia, sobre todo inhalada, para hacer el proceso un poco más seguro, pero aunque este procedimiento no altera la calidad del veneno, sí puede dejar secuelas en los animales porque es acumulativo. Es un caso muy similar al de los humanos, no podemos someternos a operaciones tan seguido precisamente por las afectaciones que deja la anestesia.
AIC: ¿Qué se hace con el veneno extraído?
JASC: El veneno que obtenemos es para apoyar el trabajo académico y científico, no lo extraemos de manera rutinaria porque no somos productores de esta sustancia, solo lo hacemos si existe una solicitud expresa de estudiantes o laboratorios. Por ejemplo, ahorita estamos apoyando a biólogos que realizan listados o categorización de venenos por zonas del país.
El veneno es un reactivo peligroso, no es algo que le puedes dar a cualquier persona. Somos muy exigentes en conocer los antecedentes de los protocolos de investigación y se someten a revisión para analizar si son aprobados, la cantidad de veneno que necesitan, etcétera, porque hay personas que llegan a nosotros buscando veneno para tratamientos medicinales caseros o porque tienen problemas de plagas en sus casas, y por supuesto se lo negamos.
AIC: ¿Qué pasa con el trabajo de concienciación para que la gente valore la existencia de las serpientes?
JASC: Lo importante para nosotros es transmitir lo que es el valor del animal por sí mismo, no porque es una fuente de veneno o de piel para hacer bolsos o zapatos. Hay que cambiar la percepción de las personas, por eso hacemos exposiciones, para que la gente se maraville con los animales y sus procesos biológicos; así es como le vamos a ganar terreno a la ignorancia y la depredación de estas especies. De hecho, todas las serpientes en México se encuentran en peligro: de forma directa porque las capturan para hacer remedios, venderlas en el mercado negro o simplemente se les mata por el temor que despiertan; e indirectamente por la contaminación de los ríos, la destrucción de los hábitats o el cambio climático, lo que las expone a la escasez de alimento y enfermedades.