Muchas personas creen que los productos ecológicos son más saludables por el hecho de haber sido producidos sin el uso de sustancias químicas. Otras tantas consideran que no hay diferencias, si no en el precio, entre verduras bio y verduras de agricultura convencional. Y entonces, ¿quién tiene la razón?
Una cosa es cierta, la Organización Mundial de la Salud ha conseguido que en muchos países, por su probada toxicidad, se hayan prohibido pesticidas que hace tiempo se aplicaban de forma habitual en los campos. La misma OMS, etiqueta de cancerígenos “posibles” o “probables” varios de los plaguicidas y herbicidas que se comercializan hoy en día. Por lo tanto, el riesgo de que algún residuo pueda llegar a nuestro organismo provocando algún tipo de desorden existe. En la duda, ¿pondrías un pellizco del polvo anti-hormigas como aliño de tu ensalada? ¿Estás seguro de que la lechuga que comes no lo contenga?
Si no nos convencieron los supuestos beneficios saludables de los productos ecológicos, hay otros aspectos relacionados a la sostenibilidad de los métodos ecológicos que son quizás más evidentes y que deberíamos considerar a la hora de elegir un producto u otro. Ésta es nuestra clasificación personal de las cinco cosas más importantes que se deben incluir en la compra semanal, elaborada considerando entre otros el bienestar animal, la función ecológica de la agricultura, la cultura campesina y las emisiones de gases contaminantes.
5 - La fruta y la verdura
A pesar de las opiniones discordantes, nosotros sí nos sentimos más seguros en consumir productos libres de sustancias sintéticas. Además, uno de los ejes centrales de la agricultura ecológica es promover la biodiversidad como medida de control de plagas. Como consecuencia, los campos ecológicos promueven la vida, atraen insectos beneficiosos y favorecen el crecimiento de especies distintas. Dicho esto, consideramos que a nivel de contaminación general, siempre será mejor elegir una verdura local y de temporada, aunque producida con métodos convencionales, que un fruto ecológico madurado en cámara y que además recorrió miles de km para llegar a nuestra mesa.
4 - Los productos para la limpieza de la casa
Estos los incluimos en nuestra lista porque, a diferencia de la fruta y verdura, su precio no es mucho más elevado que los productos no ecológicos, y nos parece una elección responsable. Estos detergentes son producidos poniendo más atención en los temas medioambientales, favoreciendo la biodegradabilidad, y en definitiva permitiendo que los residuos que terminan en el alcantarillado no lleguen a contaminar nuestros tan importantes recursos hídricos.
3 - Los cosméticos naturales
En la industria de la belleza se hace gran uso de sustancias derivadas del petróleo. Además, se emplean muchos compuestos sintéticos para agradecer nuestra experiencia sensorial (principalmente vista, tacto y olfato): espumantes, conservantes, suavizantes, humectantes, colorantes etc. Estos ingredientes pueden resultar agresivos para la piel y generar hasta reacciones adversas. Elegir productos de cosmética ecológica significa prescindir de la mayor parte de estos compuestos químicos. Además de tratar la piel de una forma más natural y delicada, esto se traduce en eliminar las emisiones contaminantes asociadas a su producción, que no son pocas.
2 - La carne y el pescado
Primero, el consumo de carne es responsable de casi un décimo de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Por lo tanto, disminuir la cantidad de carne en la dieta puede tener un impacto muy grande en nuestra huella de carbono. Si además elegimos animales criados en el marco de la ganadería ecológica, estamos favoreciendo su bienestar, el uso sostenible de los recursos empleados, y que no lleguen a nuestros platos compuestos químicos en uso en las granjas tradicionales (antibióticos, hormonas etc.). En las piscifactorías ocurre lo mismo, para la cría de miles de peces en una piscina hay que controlar las enfermedades de forma agresiva, con la consecuente liberación de grandes cantidades de antibacterianos y antiparasitarios en las aguas, que terminan contaminando los mares y nuestros platos.
1 - Bebidas vegetales
La leche animal ha tenido una importancia increíble en la transformación de nuestra especie desde las primitivas sociedades tribales a las modernas organizaciones sociales. Por eso se puede entender el peso que tiene la industria lechera y su influencia en nuestra cultura. No obstante, las emisiones contaminantes asociadas a la ganadería vacuna son escalofriantes, poniendo en duda la sostenibilidad de nuestros hábitos alimentarios. Afortunadamente, existen hoy en día alternativas a base de vegetales que pueden sustituir por completo la leche y son mucho más respetuosas del ambiente. Además, apoyamos el consumo de bebidas en polvo, que reducen de hasta 50 veces el consumo de combustible para su transporte.
En definitiva, la compra semanal es responsable de aproximadamente un 20% de nuestra huella de carbono, y elegir con criterios ecológicos es una manera de contribuir a reducir el impacto que tenemos sobre el planeta. Ser sostenibles pasa por entender cómo se producen los alimentos que consumimos y elegir con consciencia.