Variar nuestra dieta según las estaciones del año es una de las cosas más saludables y poderosas que podemos hacer con nuestros hábitos alimentarios. No solo nos ayuda a ahorrar un poco de dinero, sino que también ayuda a que nuestro cuerpo esté sincronizado con los ciclos de la naturaleza, a conseguir alimentos más frescos y con más nutrientes, y a cuidar del planeta.
Es importante ir variando tu dieta a lo largo del año, ya que, al igual que cambia nuestro alrededor, también cambian las necesidades de nuestro cuerpo. Por ejemplo, en verano necesitamos más alimentos ricos en agua para mantenernos hidratados, mientras que en invierno necesitamos más calorías y comidas más pesadas para mantener el calor corporal.
En definitiva: ¡comer de temporada es de lo mejor que puedes hacer!
Precisamente por eso hoy te traigo una pequeña guía sobre qué cambios puedes hacer esta primavera.
Tiempo de purificación y detox
La primavera es, especialmente, una época de purificación, curación, y rejuvenecimiento. Una de las mejores maneras de desintoxicarse es mejorando nuestra hidratación. Puedes hacerlo bebiendo dos vasos de agua con limón por las mañanas, tomando más fruta, y añadiendo unas cucharadas de semillas chía en tu jarra o botella.
Si estás pensando en realizar algún detox per se, esta es la mejor época. ¡Eso sí! Tiene que ser un detox saludable y responsable, siempre controlado. Puede que prefieras seguir una depuración sencilla, comiendo solamente fruta y verdura durante una semana para darle al resety purificar tu sistema digestivo. O puede que quieras ir un paso más allá y beber solamente zumos vegetales nutritivos (y/o acompañarlos con fruta) durante unos 3 días.
TIP: No olvides hacer una desintoxicación de azúcar y de comidas procesadas para entrar en la primavera con buen pie (¡y con unos intestinos agradecidos!).
Alimentos de temporada
La primavera es la mejor ocasión para aligerar nuestra dieta y empezar a consumir más producto verde: ¡fruta y verdura a tutiplén! Bueno, en realidad, más verdura que fruta… ¡pero ya puedes empezar a saborear las fresas, los arándanos y las cerezas! Y, por supuesto, entre muchos más, las espinacas, los espárragos y las judías verdes, la remolacha, los rábanos, la coliflor, y las alcachofas.
TIP: Incorpora en tu día a día boles buddha, ensaladas épicas, y batidos verdes.
A medida que el verano se vaya acercando, la cantidad de fruta y verdura debería aumentar, además de nuestra hidratación. ¡Y no nos olvidamos de los germinados! Si las legumbres empiezan a hacerse demasiado pesadas, germínalas para tener siempre una adición súper nutritiva para tus platos.
Sobre todo, en esta estación no te olvides de comer alimentos ricos en tiamina (ej. semillas de girasol o alubias), riboflavina (ej. quinoa o almendras), niacina (ej. brócoli o guisantes), ácido fólico (ej. apio o papaya), y vitamina E (ej. aguacate o espinacas).
Reevaluación de nuestra salud
La primavera es la época ideal en la que hacer una reevaluación y revaloración de nuestros hábitos y de nuestra salud. Con las observaciones y cambios que hayamos hecho desde el invierno, podemos crear un nuevo plan que se ajuste mejor a lo que ahora necesitamos (o no necesitamos).
Por ejemplo: ¿Ha empezado a hacerse pesado el desayuno que hasta hace poco te encantaba? ¿Notas como ahora el hummus te provoca más hinchazón que antes? ¿Tienes más antojos de fruta o de dulces? ¿Se te queda la garganta seca por la tarde y antes no pasaba? Escucha a tu cuerpo y cambia con la primavera.
TIP: Si no lo haces ya, empieza tu día con estiramientos ligeros. No tiene por que ser una sesión de yoga; se trata de mover y lubricar tus articulaciones. ¡Notarás la diferencia!
La primavera es la época más fértil y creativa del año, así que… ¿qué mejor que entrar en ella dejando atrás lo tóxico e innecesario, y abriendo paso a nuevos comienzos y mejores hábitos? Planta ahora las semillas de una salud radiante para que, cuando llegue el verano, tengas el brillo y la vitalidad que te mereces.