En el último post di algunos consejos para acercarnos hacia una alimentación más “healthy” sin necesidad de que todo en nuestra cesta fuera eco o bio. Fue un primer paso hacia el cambio de alimentación que nos pone en el camino de empezar a descubrir (para quien nunca se había planteado un cambio así) lo que se nos ofrece y hacerle más fácil el cambio. Primero en un cambio de hábitos y después en la calidad hacia lo bio.
Ciertamente lo ideal, es en la medida de lo posible conseguir que nuestra cesta de la compra sea lo más eco-bio que se pueda.
Esta cuestión se hace cada vez más presente en nuestras vidas, pues no hace mucho tiempo la comida eco-bio parecía estar reservada solamente para bolsillos “pudientes”. Por suerte para todos nosotros esta tendencia está cambiando y la oferta es cada vez más amplia.
Cada día son más asequibles este tipo de alimentos, ya sea porque sus precios se están volviendo más competitivos gracias a la fuerte demanda que presenta como a la facilidad de poder disponer de ellos incluso en el supermercado más común y antiguo de nuestro barrio.
Ahora podemos encontrar alimentos eco, bio y orgánicos prácticamente en todos los supermercados y grandes superficies (y no sólo en tiendas especializadas como hasta hace relativamente poco tiempo), y a precios cada vez mejores. Esto es una muy buena noticia que nos allana el camino hacia una alimentación que empieza de una vez por todas, a ser querer ser verdaderamente “saludable”.
Las ventajas de una alimentación eco-bio
Se han realizado y se continúan haciendo cientos de estudios que avalan el valor nutritivo de los alimentos de cultivo eco-bio y orgánico. Sabemos que ciertamente, poseen entre un 50 y un 70% más de nutrientes que los alimentos que no lo son, y su sabor y aromas son mucho más intensos.
Si un alimento nos puede aportar un nivel tan alto de nutrientes, entonces indudablemente es que presenta innumerables ventajas para la salud. Y estos son los alimentos que deberíamos preferir ver en nuestra cesta de la compra.
Bien cierto es que, a pesar del auge siguen siendo un poco más caros que los alimentos de cultivo tradicional no eco y que debido a su condición, su vida media es mucho menor (aguantan menos tiempo debido a la falta de sustancias químicas que los ayuden a aguantar más días en buen estado). Pero todo ello sigue siendo poco como para no decantarse por elegirlos.
Alimentos eco, bio y orgánicos por doquier
En las secciones de las grandes superficies y en los supermercados especializados encontramos que podemos disponer prácticamente de cualquier tipo de alimento que se nos ocurra de origen eco-bio. Desde potitos para bebés hasta comida congelada (algo que no deberíamos ver nunca en un súper verdaderamente eco-bio).
Aquí pongo el ojo con especial cuidado, pues para mí y según mis conocimientos y experiencia la tendencia creciente de que todo en los estantes sea bio o eco u orgánico tiene una relación muy íntima con todo lo “natural” “fresco” “de temporada” y de “la región” y en el momento en el que vemos alimentos congelados, envasados, demasiado procesados (aunque su materia prima sea eco-bio) éstos desde mi punto de vista, pierden toda etiqueta eco-bio-orgánica.
El auge de la alimentación bio nace precisamente del reclamo del consumidor de una oferta en alimentos más sanos, menos procesados y más cercanos a la naturaleza
Es preciso tener presente que, el auge de la alimentación eco-bio nace precisamente del reclamo del consumidor de una oferta en alimentos más sanos, menos procesados y más cercanos a la naturaleza. Pero de repente, todo ha comenzado a ser bio sin dejarnos tiempo para pensar y razonar y caer en la cuenta de que, incluso aunque los ingredientes de una pizza congelada sean “bio” estamos ante un alimento que ha sido nuevamente procesado por la industria y que esta vez ha enmascarado bajo la etiqueta de los “ingredientes bio” para venderlo como nosotros (los consumidores) hemos reclamado sin descanso. Para mí, que miro y miraré esa pizza congelada bio en la nevera del súper con recelo y serias dudas, la industria comienza con su poderosa herramienta de marketing y dominio del arte come coco subconsciente a deformar otra vez, un ideal noble que ahora pone al servicio de sus intereses, como siempre.
Y es que aprovechando este auge de los alimentos eco-bio apunta la flecha en el desarrollo de todo tipo de alimentos altamente procesados pero que ahora denominan también “BIO” gracias a la etiqueta que debe acompañar con seguramente, unos pocos (sino menos de la mitad) de esos ingredientes supuestamente bio… Ni hablar de lo que nos espera en breve con los “híbridos” que también veremos en los estantes de los súper bio en muy poco tiempo para condena de nuestra salud, (de este tema trataré a fondo en otro post).
Un desastre que ha comenzado, lamentablemente en detrimento de algo tan importante como la alimentación verdaderamente bio, sana y natural. Aunque muchas personas conscientes de esto, sabrán qué clase de alimentos podrán o no comprar con total seguridad sabiendo que sí son realmente bio o eco o saludables de verdad, hay otras cientos de miles que serán engañadas comprando alimentos eco-bio altamente procesados creyendo que así estarán mejorando su salud, y sin tener en cuenta que si no se trata de algo fresco, entonces no están ante ningún cambio hacia lo sano en sus vidas. Sólo estarán añadiendo alimentos bio pero procesados que en nada mejorarán su calidad de vida. Pues lo procesado es tan malo tanto si es bio como si no.
Qué alimentos bio, eco y orgánicos verdaderamente sanos puedes comprar
Si quieres ver en tu cesta de la compra alimentos realmente bio, eco u orgánicos, saludables de verdad, presta atención a los siguientes consejos y síguelos al pie de la letra. No te confundirás ni te equivocarás nunca al hacer tu verdadera compra “healthy eco-bio”.
Elige alimentos frescos: verduras, frutas y hortalizas. Incluso carne, pescados, aves, huevos y lácteos, que siempre sean frescos. Mira bien la fecha en la que fueron envasados y la posible fecha de caducidad para saber con cuántos días cuentas para su consumo. También pon atención a la certificación y procedencia.
Elige alimentos de la región: se sabe que han tenido una vida de recorrido mucho menor y además al ser de la región estarán en consonancia con la naturaleza de tu organismo. Estarán menos procesados porque al haber recorrido una menor distancia la necesidad de conservantes también se reduce considerablemente.
Elige alimentos de temporada: porque aunque sean bio, serán algo más baratos. Al no estar fuera de temporada, su precio será mucho más competitivo y su calidad mucho más alta.
No te dejes engañar: si un alimento ha sido altamente procesado por mucho que ponga en su etiqueta “bio” estará lejos de ser un alimento de calidad y saludable.
Siempre es mejor comprar a granel que envasado, puesto que el precio suele ser competitivamente mejor y el producto natural, natural.
Para que nuestra compra fresca bio no se nos estropee antes de haberla podido consumir, deberíamos comprar cantidades moderadas, hay que tener en cuenta que la verdura y fruta bio se estropea antes y más rápidamente que la de cultivo convencional a falta de agro-químicos que alarguen su vida útil. No comprar grandes cantidades es una buena medida para evitar el despilfarro.
Buscar y comparar precios, se sabe que si compramos en cooperativas los precios serán algo más amigables que si compramos en las tiendas especializadas.
Se puede combinar la compra de ciertos grupos de alimentos de origen eco-bio con otros que no lo son y que se sabe de sobra que no presenta un alto grado de contaminantes o procesado por parte de la industria. Estos alimentos son por ejemplo: café natural, azúcar moreno, entre algunos. La reglamentación europea prohibe que en ciertos grupos de alimentos se empleen procesos dañinos y aditivos, y gracias a esto se consigue mantener hoy en día la calidad de algunos alimentos tradicionales (que los aditivos no pueden tocar aún). Para mejor referencia a este respecto recomiendo mi libro Los aditivos y otros venenos, ¿necesarios? donde detallo en profundidad este tema.
Como llevar una alimentación saludable no solamente consiste en comer bio, sino también fresco y equilibrado, lo lógico es que en nuestra cesta de la compra haya al menos un 60% de verduras y frutas y de proteína vegetal, algo que también nos ayudará a que nuestra cesta bio no eleve su coste.
Realizar una lista de la compra, es un método probadamente eficaz a la hora de no sobrepasar nuestro presupuesto. No comprar nada que no necesitemos ni vayamos a usar diariamente puede ayudarnos a tener mejor control del gasto. Con este mismo fin también recomiendo hacer una lista de la compra bio mensual de ingredientes para ocasiones especiales, por ejemplo harinas (para la elaboración de bizcochos), y tener una despensa lista para cuando queramos preparar alguna elaboración concreta en ocasiones especiales. Las claves para aprender a comprar bio y económico
Reducir el consumo de las proteínas de origen animal (puesto que las carnes eco son de los alimentos más caros en este sector) por proteínas de origen vegetal. No hace falta volverse vegetariano, pero debemos recordar siempre que comer saludablemente no solamente forma parte de comprar eco o bio, sino también de cambiar nuestros hábitos alimentarios a otros realmente healthy, lo que incluye elegir alimentos más “sanos”
Nada de alimentos procesados, aunque sean bio o eco porque de lo contrario estaremos cayendo en el mismo error: da igual si el alimento es bio o eco, si es procesado ya no es tan saludable.
La mayor cantidad de alimentos: como se ha comentado anteriormente siempre frescos, de la región y de temporada. Y recordar que si no tenemos en casa alimentos insalubres no los comeremos.
Elaborar nuestra propia comida por sencillos que sean los platos que preparemos, siempre serán un plus de salud si van acompañados de buenos ingredientes.
Recuerda, no todo lo que ves en los súper “bio” es realmente saludable
Esto es importante. Ten siempre presente que no todo lo que ves en los estantes de estos supermercados es realmente sano por el sólo hecho de ser bio. Si el producto ha sido altamente procesado, congelado, desnaturalizado, etc. por mucho ingrediente bio que lleve ya no será tan sano como debería. Le habrán quitado el “qui” o la energía vital que todo alimento verdaderamente “healthy” debería contener. No confundamos por tanto el término bio o eco con lo saludable… pues la industria alimentaria ha empezado a demostrarnos que no siempre son sinónimos (aunque esto mismo nos quieran vender).
En nuestra ciudad hay ahora un tremendo auge de establecimientos (supermercados) bio, cadenas tanto nacionales como extrajeras están abriendo sus sucursales sin descanso. Las grandes superficies comerciales también apuestan por la fiebre de lo bio, y podemos ver actualmente sectores de alimentación bio en sus espacios. No obstante, a tener siempre presente el principal consejo de este post: no todo lo bio es o será siempre realmente saludable. Si ha sido procesado, de seguro no lo será tanto como nos quieren hacer creer… por muy bio que sean sus ingredientes. Y es que un negocio que mueve mil millones de euros al año, no iba a quedarse al margen de los beneficios por mucho que eso signifique ahora machacar el buen término y el noble fin con el que fue reclamado por el consumidor.
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