Ni siquiera se dan cuenta de sus decisiones son contrarias a la necesidad que tienen estos barrios en radicar la pobreza y el desempleo y para lograr paliar esta lacra, el tranvía se convierte en un elemento imprescindible
Dentro de nuestro plan de economía social, no es solo importante como transporte sostenible para acercar los vecinos a diversos puntos, si no también y fundamental para traer ciudadanos a nuestros barrios debido a una oferta de comercio verde y sostenible que el El Barrio Verde pretende implantar y cuyos puestos de trabajo se realizarán unicamente con personas en riesgo extremo de exclusión social
Vamos con esta carta que es realmente dramática totalmente real y no se ha cambiado ni añadido ni una sola coma
Muy buenas a todos.
Saludo a todas esas personas que por un motivo u otro lean esta carta.
Pertenezco a la PLATAFORMA VECINOS CON EL TRANVIA y el motivo es el siguiente: Vivo y trabajo por las medianías de La Gallega y El Sobradillo,soy madre de un niño con TEA (Trastorno del espectro autista). No tengo coche porque mi situación económica no me lo permite pues pago la hipoteca, el centro educativo, bonos,etc.
Mi hijo asiste a un colegio en S. Cruz y el Centro de educación Especial también es en la misma zona.
Por las mañanas estamos en la parada a las 7:15 de la mañana (Para eso tengo que despertar a mi hijo antes de las 7 de la mañana) y la guagua pasará supuestamente a las 7:40, para llegar justo a las 8:30 al colegio (alrededor de 50 mts. el trayecto). Y con tan mala suerte que no pasa y la siguiente es a las 8:00, lo que desencadena en el niño estrés por la ausencia del servicio y más estrés porque de 7:15 a 8:00son 45 minutos que si para mí son horribles, para un niño con Tea es eterno y un infierno, pues la capacidad del tiempo y de espera no es como la nuestra.
Ahora me toca convencerlo para que vaya al colegio a pesar del retraso y calmarlo mientras otras madres y otros niños nos clavan sus miradas y cuchicheando de la situación sin siquiera pararse a pensar en lo evidente.
Al llegar al colegio relleno un papel en secretaría por llegar tarde y vuelvo a sentir esas miradas a pesar de que ellos si son conocedores de la situación, pero ignoran el mal funcionamiento de las líneas en esta zona.
Mi hijo sale del colegio a las 13:30 y siempre sale enfadado porque sabe que la guagua posiblemente y como de costumbre no pasará a las 13:50 sino que se retrasará. Mientras vemos a cada rato la Linea 905, 908, 934 y alguna más que suelen pasar más a menudo. Pero la 232 no da señales de vida.
Mi hijo asiste al Centro de educación Especial los martes y jueves, al cual casi siempre llegamos tarde y pierde media hora de sesión que estoy abonando mensualmente. De por sí para él, coger la guagua supone un esfuerzo psicológico inmenso por la cantidad de personas que suben en ella, tantas personas, tantas voces y gritos juntos y si le añadimos el retraso en sus horarios, no pueden imaginarse el sufrimiento interior que está pasando el niño. Y ya no decir los días de lluvia, que ahí ya no sabes que guagua va pasar, ni cuando, se forman unos atascos increíbles y un recorrido que se hace en 50 minutos, se puede convertir en más de 80 o 90 minutos.
En cambio, los días de lluvia en el tranvía todo cambia, se siente más seguro, las personas apenas hablan e intento siempre buscarle un asiento libre que dé a la ventana.
Sabe el tiempo que tardará en llegar a la parada pues aquí si lo indican, y que no se saltarán la parada ni se atrasarán.
Mi hijo apenas sale porque tenemos que ir a todas partes en las guaguas y prefiere estar en casa que pasarlo mal, sin embargo en el tranvía sí saldría algún día a tomarnos un helado, a dar un paseo, quizás conseguiría llevarlo a un parque y jugar con él al fútbol, ya que cuando quisiera marcharse lo haríamos sin más, sin miedo a que la guagua no pase.
Sé que a muchas personas esto les parecerá surrealista pero les aseguro que es real y como mi hijo hay más niños y más familias que se ven limitados a asistir a zonas de ocio por el incumplimiento de horario de las guaguas (recordemos que los fines de semana no existe la 231, por lo que estamos si cabe más aislados y con menos recursos) solo que en este caso es otra limitación más añadida a su vida.
Por motivos evidentes apenas puedo asistir a reuniones o actos con los vecinos para apoyar firmemente la línea del tranvía pero soy parte de esa mayoría silenciosa de la que hablan y sí, si existimos solo que no manifestamos con pancartas y pitos pero estamos aquí y somos vecinos aislados que dependemos de un servicio pobre e insuficiente.
Soy consciente de que, depende de quien lea esta carta, habrán muchos comentarios pero recuerden que están opinando sobre mi hijo y tiene autismo; Por favor, absténgase de comentarios hirientes, los que no tengan ni idea sobre el tema, porque como madre que soy ya sufro bastante en una sociedad donde mi hijo no quiere entrar y sinceramente, a veces le doy la razón y lo entiendo (en silencio).
Yo no entiendo de política, ni aparcamientos para coches, ni siquiera entiendo realmente porqué tanta negativa a un servicio de transporte eficaz para personas que lo necesitamos. No olvidemos que es un derecho.
Al parecer se olvidan de que hablamos de mejorar la vida laboral, social, médica, ambiental, etc. De personas con o sin discapacidad, todos somos personas y necesitamos de un medio de transporte que no altere nuestras vidas por llegar tarde o no llegar.
Insisto que mi hijo es pequeño y si realmente somos seres humanos que razonamos, espero tengan sensibilidad con los comentarios que esta carta pueda originar.
Mis motivos para el SÍ AL TRANVIA son tan válidos como los de los demás vecinos.
Fdo: Una madre vecina de LA GALLEGA.
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