Ante la dificultad de encontrarla por nuestros campo, he decido hacerle un hueco en mi huerto para su cultivo y poder disfrutar de esta verdura de textura fina y exquisita al paladar. Para ello, recogí semillas de collejas durante el verano y cuando llego el otoño, realicé la siembra en el lugar elegido de mi huerto. Esta planta es perenne, quiere decir que una vez sembradas las semillas y si no se arrancan sus raíces, el próximo año vuelven a brotar en el mismo lugar.
La recolección de las collejas consiste en cortar los brotes tiernos, procurando recoger el máximo de hojas tiernas y de no arrancar las raíz, para que en la próxima temporadas podamos disfrutar de una nueva recolección de esta verdura.
Una vez recolectada, se lava bien y se elimina los tallos mas leñosos y posibles hojas secas o deterioradas.
Existe numerosas formas de preparación gastronómica de esta verdura, pero en mi caso voy a exponer la que quizás sea las mas popular, la tortillas de collejas. Para ello, se hierven durante dos o tres minutos. Después se apartan y se dejan escurrir bien el agua.
A continuación, se fríe en la salten uno ajos troceados con aceite de oliva y cuando se empieza a dorar, se añade las collejas y se sofríe durante unos minutos.
Tras batir los huevos, se añade las sal, un poco de pimienta negra molida y las collejas y se remueve todo para que se mezcle bien. A continuación, se vuelca todo este contenido en la salten, que previamente habremos calentados.
Tras unos minutos a fuego lento, le daremos la vuelta a la tortilla para que se haga la otra parte y tras otros tantos minutos, ya tendremos dispuesta una exquisita tortillas de collejas.
Entre sus propiedades, las collejas son beneficiosa para el sistema cardíaco por su riqueza en antioxidantes y por su alto contenido en flavonoides, ácidos grasos omega-3 carotenos y polifenoles tienen propiedades anticancerigenas.
Con todo lo expuesto, doy por terminado este comentario sobre una nueva verdura que he incorporado a mi huerto.
Un cordial saludo. Antonio