2016
Dos de las múltiples acepciones que tiene la palabra ‘cielo’ en castellano son la capa azul que rodea la Tierra y el lugar donde moran los ángeles y bienaventurados junto a Dios. En francés (ciel) ocurre algo parecido, pero en inglés se diferencia el cielo atmosférico (sky) del divino (heaven), aunque ambos conceptos están fuertemente relacionados.
Científicos de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y otros centros internacionales han analizado este tipo de asociaciones entre palabras, recogidas en diccionarios de 81 idiomas de todo el mundo. Su objetivo era determinar si existen unas propiedades universales comunes de la cognición humana que marcan la estructura de las lenguas –como parecen apuntar los resultados–, o si el lenguaje es más bien un reflejo de la cultura o la región geográfica donde se desarrolla.
Los autores, que publican su estudio en la revista PNAS, han diseñado un modelo matemático y herramientas estadísticas para cuantificar las similitudes semánticas. Además, seleccionaron términos relacionados con materiales (piedra, ceniza, arena), objetos celestes (sol, luna, estrella), acontecimientos naturales (día, noche) y características geográficas (montaña, río, lago) que podrían estar muy influenciados por el entorno en el que hubiera evolucionado la lengua.
Mediante el examen de las palabras polisémicas –que tienen múltiples significados– en cada lengua, y cómo estas se relacionan entre sí y con las demás, los científicos crearon mapas de redes semánticas. Cada concepto se representa con un nodo, que se puede conectar a otros, de tal forma que el tamaño de los nodos y sus enlaces es proporcional al número de significados y sus conexiones.
Las redes semánticas permiten visualizar el grado de polisemia de una palabra y sus relaciones con otras. (Imagen: Hyejin Youn et al.)
Los datos reflejan que algunas palabras presentan significados y relaciones propias de un idioma; como sol, que se asocia con la divinidad o el tiempo en japones, pero con sed y día en la lengua africana ǃXóõ. Pero a pesar de estos casos particulares, la visualización que ofrecen las redes semánticas permite a los autores generalizar y detectar tendencias estadísticas que muestran como las lenguas humanas “poseen una estructura común que subyace bajo el significado de las palabras, y que es independiente de la cultura y el ámbito geográfico”.
Por ejemplo, palabras como ‘cielo’ y ‘tierra’ tienden a ser polisémicas en multitud de lenguas, y lo mismo ocurre con las conexiones entre sus significados. También en la mayoría de los idiomas las palabras ‘mar’ y ‘sal’ se relacionan entre sí de una forma mucho más estrecha que cualquiera de los dos con sol, y esto tanto en idiomas de costa como de interior.
“Los métodos que hemos desarrollado se pueden aplicar a cualquier dominio semántico", destacan los investigadores, que concluyen con la idea de que los conceptos que expresa el lenguaje pueden provenir de propiedades universales asociadas a la cognición o el conocimiento humano.
Fuente: SINC